Crítica:ÓPERA - EL CRISTAL DE AGUA FRÍA

Imaginación, arte y fantasía

En abril de 1988, con el estreno de Fígaro, de José Ramón Encinar, comenzó un importante intento del Ministerio de Cultura que ahora se interrumpe, tras el estreno y representaciones de El cristal de agua fría, de Rosa Montero y Marisa Manchado. Se trataba de impulsar a los escritores y compositores de las últimas generaciones hacia la ópera. Una vez más, el ambiente de la sala Olimpia se caracterizaba el martes por algo desusado: el interés por lo nuevo. Y hay que avanzar, como mera información, que tanto la escritora, Rosa. Montero, como la compositora, Marisa Manchado, así como los d...

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En abril de 1988, con el estreno de Fígaro, de José Ramón Encinar, comenzó un importante intento del Ministerio de Cultura que ahora se interrumpe, tras el estreno y representaciones de El cristal de agua fría, de Rosa Montero y Marisa Manchado. Se trataba de impulsar a los escritores y compositores de las últimas generaciones hacia la ópera. Una vez más, el ambiente de la sala Olimpia se caracterizaba el martes por algo desusado: el interés por lo nuevo. Y hay que avanzar, como mera información, que tanto la escritora, Rosa. Montero, como la compositora, Marisa Manchado, así como los directores escénico y musical, Guillermo Heras y Ángel Gil Ordóñez recibieron muchos aplausos, aunque no se tratara de, lo que los cronicones decimonónicos denominaban "éxito indescriptible". El cristal es la primera ópera ambiciosa de las dos autoras madrileñas y conviene recordar que los más grandes genios del género no se impusieron desde sus en sayos tempranos frecuentemente olvidados. Sería absurdo, por lo tanto, pedir a este prestigioso dúo de creadoras madrileñas algo definitivo y maduro. Bastante nos han dado: imaginación, arte de fantasía, buena artesanía y no escasas bellezas. El libreto es adaptación de la novela de Rosa, Temblor, y ya sabemos que un texto literario, incluso un drama, cuando se convierte en libro operístico más que en los huesos, se queda en la piel.

El cristal de agua fría

De Rosa Montero y Marisa Manchado. Intérpretes: Sian Thomas, Beatriz Lanza, Linda Mirabal, Paz Abeijón, Pilar Jurado, María Delgado, Elena Montaña, Rodrigo Estéves, Iñaqui Bengoa, Julián García León y Hugo Enrique. Escenarios: Heras Álvaro Aguado. Coreografía: Mónica Runde. Orquesta Sinfónica de Madrid. Dirección musical: A. Gil Ordóñez. Dirección escénica: G.Heras. Sala Olimpia. Madrid, 12 de abril.

En el caso de El cristal..., Rosa Montero ha Conservado más de lo que suele ser habitual al hacer de su novela un bastidor sobre el que montar una ópera; a su vez, Marisa Manchado ha servido con talento y entrañable afán, la prosa de su colaboradora, tan bella y limpia de estilo.

Utiliza la compositora de modo desprejuiciado y con en tera libertad una gran diversidad de soluciones y procedimientos que van desde la narración hablada, más cadenciosa que rítmica, hasta la explosión sonora o un melodismo continuo y ajeno siempre a viejos y menos viejos modelos. Guillermo Heras nos da en la escena la respuesta y ambientación adecuadas a partir de planteamientos sencillos pero de gran eficacia. Excelente de todo punto, la labor del director musical Gil Ordóñez y la de todo el equilibrado reparto del que es preciso destacar a la so prano Beatriz Lanza la mezzo Linda Mirabal, junto a la también-soprano Pilar Jurado y a Sian Thomas, actriz. Si nuestra vida operística tuviera normalidad y mercados suficientes, sería fácil apostar en favor de Manchado y Montero como creadoras de un teatro musical actual y significativo.

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