La URSS ejecutó por traición a 10 espías con los datos facilitados por Ames

Los datos facilitados por el espía Aldrich Ames sirvieron para descubrir a 10 soviéticos que trabajaban para Estados Unidos y que fueron ejecutados por traición, según informó ayer el diario The New York Times citando a funcionarios norteamericanos que habían tenido acceso a documentos elaborados por el FBI.Los 10 espías ejecutados, entre los que se encontraban dos diplomáticos de la Embajada soviética en Washington, habían estado a los órdenes del servicio secreto de Estados Unidos entre 1983 y 1991, la época en la que Ames era el jefe del servicio de contraespionaje de la Agencia Cent...

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Los datos facilitados por el espía Aldrich Ames sirvieron para descubrir a 10 soviéticos que trabajaban para Estados Unidos y que fueron ejecutados por traición, según informó ayer el diario The New York Times citando a funcionarios norteamericanos que habían tenido acceso a documentos elaborados por el FBI.Los 10 espías ejecutados, entre los que se encontraban dos diplomáticos de la Embajada soviética en Washington, habían estado a los órdenes del servicio secreto de Estados Unidos entre 1983 y 1991, la época en la que Ames era el jefe del servicio de contraespionaje de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Todos estos casos ocurrieron antes de la disolución de la Unión Soviética, y por tanto no está implicado en ellos Borís Yeltsin.

Las autoridades norteamericanas han manejado hasta ahora esta información exclusivamente en reuniones privadas, sin que todavía se le hayan imputado oficialmente a Ames cargos por complicidad en esas ejecuciones. Ames y su esposa, la colombiana María del Rosario Casas, permanecen detenidos en Virginia a la espera de que, probablemente hoy mismo, se hagan oficiales ante el juez las acusaciones contra ellos.

Al conocerse el pasado lunes los datos sobre como perjudicó el espía detenido al contraespionaje norteamericano, se confirma así también que Estados Unidos mantuvo el espionaje contra la Unión Soviética, al menos mientras ésta perduró.

La CIA envió ayer una delegación de alto nivel a Moscú para buscar más datos sobre la posible información que Aldrich Ames y su esposa pasaron a Rusia durante sus nueve años como agentes encubiertos de ese país. De la marcha de esa investigación va a depender en parte la decisión del Gobierno norteamericano sobre la posibilidad de tomar represalias contra el Gobierno de Borís Yeltsin, bajo cuyo mandato siguieron las actividades de espionaje del matrimonio Ames.

Desarticulación de la red

El presidente Bill Clinton dijo el pasado miércoles que Rusia debía colaborar en la desarticulación de la red montada por Aldrich Ames, que supone el más grave caso de espionaje contra Estados Unidos de toda la historia.Durante los años 1983 y 1991, Ames estuvo encargado de contratar agentes rusos, tanto en Rusia como en los países comunistas de Europa del Este y en las embajadas de estos Estados en Washington. Su información, por tanto, era extremadamente valiosa para cualquier país que quisiera protegerse contra el espionaje.

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El caso Ames y sus repercusiones en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia fueron ayer objeto de debate en el Congreso, donde varios diputados sostuvieron que si en estos momentos hubiera que decidir sobre un nuevo paquete de ayuda para el Gobierno de Borís Yeltsin, la respuesta sería negativa. El Parlamento norteamericano tiene que pronunciarse a lo largo de este año sobre los 900 millones de dólares (126.000 millones de pesetas) de asistencia a Rusia solicitados por la Casa Blanca para el año 1995.

El jefe de la minoría republicana, Robert Dole, advirtió que, sin una respuesta rápida por parte de Moscú, será difícil evitar un deterioro de las relaciones entre los dos países. "Nosotros le tendimos una mano amiga a Yeltsin con la esperanza de que la cooperación sería una vía de doble dirección. Éste es el momento en el que Yeltsin tiene que demostrarlo", declaró Dole. El senador demócrata Dennis Deconcini propuso el miércoles interrumpir por 60 días la ayuda económica a Rusia, pero el presidente Clinton decidió esperar a que se produzca una respuesta de Yeltsin.

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