Crítica:'POP' - KASSAV

Llegó el carnaval

No dejaron cadera sin menear. Ni brazos erguidos sin balancearse. Quienes no sabían muy bien de qué va el zouk lo tienen ya clarísimo después de verse irremediablemente arrastrados por la música de Kassav. Zet vini pou? (¿A qué habéis venido?) suelen preguntar los vocalistas del grupo desde el escenario. Sólo hay una respuesta: zouké, que en criollo significa bailar. Durante casi dos horas, los 16 miembros de Kassav convirtieron la pista de baile en un estupendo carnaval antillano.El zouk es un estado de ánimo. Es buen humor, optimismo, alegría. Una música que mezcl...

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No dejaron cadera sin menear. Ni brazos erguidos sin balancearse. Quienes no sabían muy bien de qué va el zouk lo tienen ya clarísimo después de verse irremediablemente arrastrados por la música de Kassav. Zet vini pou? (¿A qué habéis venido?) suelen preguntar los vocalistas del grupo desde el escenario. Sólo hay una respuesta: zouké, que en criollo significa bailar. Durante casi dos horas, los 16 miembros de Kassav convirtieron la pista de baile en un estupendo carnaval antillano.El zouk es un estado de ánimo. Es buen humor, optimismo, alegría. Una música que mezcla diferentes ritmos del Caribe (gompas, reggae, calypso...) y de África (soukous, makossa, highlife...) con fórmulas del rock y el funk; frases cortas y cambios constantes para un tempo endiablado. Y un acabado sonoro al nivel de las mejores producciones anglosajonas.

Kassav

Jacob Desvarieux (voz y guitarra), Jocelyne Béroard, Patrick Saint-Eloi y Jean-Philippe Marthély (cantantes), Frédéric Caracas (bajo), Douglas M'Bida y Thierry Vaton (teclados), Claude Vamur (batería), César Durcin (percusión), Hamid Belhocine y Claude Romano (trombones), Claude Thirifays (saxo), Jean-Pierre Ramirez y Freddy Hovsepian (trompetas), Catherine Laupa y Marie-Josée Gibon (bailarinas). Sala Aqualung. Madrid, 3 de febrero.

Tres cantantes excelentes (Jocelyne Béroard, Jean-Philippe Marthély y Patrick Saint-Eloi) que se complementan a la perfección, un bajo incansable, teclados chispeantes, la guitarra juguetona de Jacob Desvarieux, metales cortantes como el filo de una navaja y dos, bailarinas exhuberantes: Kassav. Se despidieron con la emblemática Zouk-la-sé sel médikaman nou ni (El zouk es nuestra única medicina). Toda una alternativa, cálida, estimulante y necesaria a ese remedo de baile cibernético con nombre de pescado.

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