Un militar disidente pide ayuda a Felipe González para salir de Cuba

El ex coronel disidente de la Fuerza Aérea cubana Álvaro Prendes ha pedido ayuda esta semana a los presidentes de España y de Estados Unidos, Felipe González y Bill Clinton, respectivamente, para abandonar su país. Prendes, quien en diciembre de 1992 envió una carta a Fidel Castro en la que le sugería iniciar un proceso de apertura económica y un diálogo nacional, aseguró ayer en La Habana que desde hace tres meses las autoridades comunistas le niegan el permiso de salida, pese a haber obtenido ya de Estados Unidos el estado de refugiado político y haber realizado todos los trámites legales pa...

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El ex coronel disidente de la Fuerza Aérea cubana Álvaro Prendes ha pedido ayuda esta semana a los presidentes de España y de Estados Unidos, Felipe González y Bill Clinton, respectivamente, para abandonar su país. Prendes, quien en diciembre de 1992 envió una carta a Fidel Castro en la que le sugería iniciar un proceso de apertura económica y un diálogo nacional, aseguró ayer en La Habana que desde hace tres meses las autoridades comunistas le niegan el permiso de salida, pese a haber obtenido ya de Estados Unidos el estado de refugiado político y haber realizado todos los trámites legales para emigrar definitivamente de la isla."Las autoridades de inmigración no me han entregado ni siquiera el pasaporte", aseguró el ex militar cubano, de 65 años. Prendes, quien durante la invasión de Bahía de Cochinos fue el piloto del ejército rebelde que más aviones enemigos derribó, dijo a este periódico que debido a la actitud del régimen de La Habana no le ha quedado más remedio que dirigir varias cartas a los presidentes de Estados Unidos, España, Colombia, Chile y Argentina, exhortándoles a que intercedan ante el Gobierno de Fidel Castro para resolver su situación.

Según Prendes, desde que se dirigió públicamente al presidente cubano y le pidió que encabezara una reforma democrática en la isla ha sido víctima del hostigamiento oficial, primero en forma de un acto de repudio y luego quitándole los grados militares y privándole de sus medallas. "Ante estas circunstancias no me queda más remedio que emigrar", aseguró el ex coronel de la fuerza aérea, "pues de lo contrario me pudriría aquí, solo y sentado en mi casa".

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