Crítica:

Un caleidoscopio impuesto por el azar

Parece como si la fotografía floreciera en ciertas galerías durante los tiempos de crisis, sobre todo, en ciudades que mostraron su indiferencia por el medio en la época de las vacas gordas. Madrid, durante diciembre y enero próximo, se ha convertido en un caleidoscopio de muestras fotográficas sin otro orden que el impuesto por las reglas del azar.Así, la exposición La Habana, 1933-1993 -en Fnac Callao, donde, pese a mantenerse en cartel actualmente los trabajos de Walker Evans, incluso en alguno de sus propios escaparates de la calle Preciados- no ha podido ser colgada por problemas d...

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Parece como si la fotografía floreciera en ciertas galerías durante los tiempos de crisis, sobre todo, en ciudades que mostraron su indiferencia por el medio en la época de las vacas gordas. Madrid, durante diciembre y enero próximo, se ha convertido en un caleidoscopio de muestras fotográficas sin otro orden que el impuesto por las reglas del azar.Así, la exposición La Habana, 1933-1993 -en Fnac Callao, donde, pese a mantenerse en cartel actualmente los trabajos de Walker Evans, incluso en alguno de sus propios escaparates de la calle Preciados- no ha podido ser colgada por problemas de transporte. La segunda parte de esta muestra, que reúne los materiales tomados por cinco fotógrafos contemporáneos -José A. Carrera, Juan M. Díaz Burgos, Vicente Peiró, José J. Ochoa y Rolando Pujol- se distribuyen entre rellanos de escaleras, sala de proyección y pasillos, obviando el más mínimo respeto de puesta en sala: iluminación, identificación de obras y ubicación junto a los extintores y sus correspondientes letreros indicativos de "romper en caso de incendio" a través de las cinco plantas del edificio; incluso, algunas macroampliaciones se enseñan rasgadas por la curvatura de la pared del rellano de las escaleras donde se han colocado,

La Habana (1933-1993)

Fnac Callao. Madrid. Hasta el 31 de diciembre. Impresiones múltiples Centro Cultural Conde Duque. Madrid. Hasta el 30 de enero. Gerardo Vielba. Fotografías. Fundación NatWest. Príncipe de Vergara, 125. Madrid. Hasta el 23 de enero.

Lo mejor de esta exposición es el vídeo de promoción del disco Navidades en Viena -Plácido Domingo, Diana Ross y José Carreras-, cuya luz fría de pantalla ayuda a la iluminación de la pequeña -y única sala- habilitada al respecto, así como el paso por el auditorio, con un Vivaldi estereofónico. Subrayamos la pulcritud técnica del trabajo de los cinco autores en general y, especialmente, la sensibilidad con la que documentan sus argumentos Rolando Pujol (La Habana, 1954) y José Antonio Carrera (Madrid, 1954).

En una línea radicalmente opuesta, Impresiones múltiples, reúne una selección realizada por Gloria Collado, de materiales plásticos procedentes de los fondos de la Caisse de Depots (institución financiera francesa especialmente sensibilizada por el mecenazgo de artistas contemporáneos), cuya apuesta evidencia un notorio interés por la fotografía y por todo aquello plásticamente limítrofe a lo fotográfico. Destacan las 156 bolsas de papel, que reproducen una foto adherida a cada una de ellas, realizadas por V. Journar-Maryléne. También los cuatro murales gigantes reproducidos de una diapositiva sobre papel cibachrome, de Ángel Leccia -Quiero lo que quiero (193x133 centímetros)-, frente a la cual se colocan dos motos Honda, modelos VFR 750 F, pintadas en rojo. Espléndido trabajo de Bolstanki, con sus fotos de infancia repartidas en vitrinas (Cuadro de género, 1991), así como las producciones de Tosani, Philippe Cazal o Jean-Marc Busiamante... que, en conjunto, como exposición, trazan un dispar relato necesario en un contexto de muestras fotográficas que apuestan, excesivamente, por un documentalismo del corte de los años cincuenta.

En la sede madrileña de la Fundación NatWest se exponen (desde el 21 de diciembre) 100 instantáneas de Gerardo Vielba (1921-1992), presidente durante 28 años de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, y que desde 1961 no había realizado una exposición individual. Imágenes en blanco y negro de finísima sensibilidad, rabiosa estética neorrealista de los años cincuenta que, actualmente y con las perspectivas del tiempo, siguen vigentes con gran influencia en una ortodoxa corriente de fotógrafos contemporáneos.

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