Delors batallará en la cumbre de la UE para terminar su presidencia con un éxito

Dolido y visionario, sí, pero también combativo y agresivo. Así se presentó ayer Jacques Delors en la conferencia de prensa tradicional antes de cada cumbre europea. La reunión de jefes de Estado y de Gobierno que se celebrará en Bruselas mañana y pasado es la última oportunidad del presidente de la Comisión para coronar con gloria este tramo de su carrera política. La próxima cumbre, a celebrar en Grecia dentro de seis meses, será para designar a su sucesor, por lo que está obligado a obtener un triunfo resonante si desea seguir políticamente vivo y optar, por ejemplo, a la elección presidenc...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Dolido y visionario, sí, pero también combativo y agresivo. Así se presentó ayer Jacques Delors en la conferencia de prensa tradicional antes de cada cumbre europea. La reunión de jefes de Estado y de Gobierno que se celebrará en Bruselas mañana y pasado es la última oportunidad del presidente de la Comisión para coronar con gloria este tramo de su carrera política. La próxima cumbre, a celebrar en Grecia dentro de seis meses, será para designar a su sucesor, por lo que está obligado a obtener un triunfo resonante si desea seguir políticamente vivo y optar, por ejemplo, a la elección presidencial en Francia. En caso contrario, un final de presidencia depresivo puede borrar los brillantes efectos de su paso por Bruselas.

Delors concentrará su capacidad de convicción en el Libro Blanco sobre el Empleo. Pero no será éste el único tema de pugna con los Doce, según pudo apreciarse en su larga y animada rueda de prensa. El presidente de la Comisión reprochó ayer al Consejo de Ministros que no haya aprobado todavía al mandato de renegociación del acuerdo de asociación con Israel, cosa que impide a la Unión Europea (UE) la aprobación de su acción común sobre Oriente Próximo. Criticó también las conversaciones de ampliación de la UE a Austria, Finlandia, Suecia y Noruega, por ausencia de reflexión y acuerdo en la reforma institucional: "Vamos hacia adelante, pero no sabemos hacia dónde. De ahí mi grave desacuerdo con el curso de las cosas".Delors reconoció sin tapujos qué la primera fase de la UEM (Unión Económica y Monetaria) que ahora termina ha fracasado, pues no hay ni mayor convergencia ni un sistema de cambios más estables. "Debemos enriquecer la segunda fase y una de las posibilidades es reforzar el Instituto Monetario Europeo", dijo, abogando porque el IME absorba competencias en política monetaria de los países más preparados para la moneda única.

Delors se defendió de las críticas que ha suscitado su Libro Blanco, sobre todo entre los ministros de Economía. "No es un plan de gasto ni de relanzamiento de las economías mediante la inversión, es un plan de acción", dijo. El presidente de la Comisión tuvo que argumentar duramente en favor de su plan de endeudamiento europeo por 8.000 millones de ecus anuales (1,2 billones de pesetas), que representa según sus cifras el 2% de las emisiones europeas.

"No afectará a los mercados financieros ni presionará al alza los tipos de interés como se ha dicho", aseguró. "Si un ministro alemán está en contra le haré ver que él pide entre 40.000 millones y 50.000 millones cada año para financiar la unificación y que esto sí tiene consecuencias en los tipos de interés y en los mercados financieros". Delors aseguró que sus planes de grandes infraestructuras no costarán ni un céntimo más al presupuesto comunitario ni tendrán efecto suplementario sobre los presupuestos nacionales.

Tuvo que defenderse también de quienes le acusan de excesos socialdemócratas y de quienes por el contrario aseguran que se ha rendido ante las exigencias de las patronales y de la derecha y negó haber defendido el reparto generalizado del tiempo de trabajo.

El tono político empleado por Delors se decanta cada vez más un universo de valores exclusivamente morales y apenas ideológicos. Así, apoyó la disminución del coste del trabajo no cualificado, pero aseguró que no se saca partido de las calidades humanas" de los parados. Propugnó con ardor la creación de nuevos empleos, por ejemplo en el cuidado de ancianos en su domicilio, en vez de la creación de grandes asilos. Lamentó el exceso de impuestos sobre el trabajo y la falta de impuestos sobre los recursos naturales. Y defendió un impuesto sobre las emisiones de anhídrido carbónico.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

El modelo europeo está basado en la libertad, la solidaridad y la responsabilidad, dice. Pero lo que ha fallado es la responsabilidad, por ejemplo, en el fraude a la Seguridad Social o en el gasto público. "Hay que devolver a la gente el sentido de la responsabilidad", aseguró. Quiere que los Doce hagan un solemne llamamiento "a la acción y la responsabilidad" con una "apuesta por el capital huníano".

Sobre la firma

Archivado En