El colaborador español de Rubbia, optimista ante la nueva fisión nuclear

"Estoy muy seguro de la viabilidad de esa tecnología", dice Juan Antonio Rubio

El físico español Juan Antonio Rubio está, desde el principio, en el equipo científico del premio Nobel Carlo Rubbia, que acaba de presentar un proyecto revolucionario. Es una tecnología capaz de aprovechar la fisión nuclear para producir energía eléctrica en centrales seguras y con escasos residuos radiactivos. "Estoy muy seguro de la viabilidad de esta tecnología, que puede ser una alternativa al acuciante problema energético mundial", afirma Rubio.

Cuando la única alternativa atómica a las centrales convencionales de fisión parecía ser el aún técnicamente lejano proceso opuesto, ...

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El físico español Juan Antonio Rubio está, desde el principio, en el equipo científico del premio Nobel Carlo Rubbia, que acaba de presentar un proyecto revolucionario. Es una tecnología capaz de aprovechar la fisión nuclear para producir energía eléctrica en centrales seguras y con escasos residuos radiactivos. "Estoy muy seguro de la viabilidad de esta tecnología, que puede ser una alternativa al acuciante problema energético mundial", afirma Rubio.

Cuando la única alternativa atómica a las centrales convencionales de fisión parecía ser el aún técnicamente lejano proceso opuesto, es decir, la fusión nuclear, Rubbia acaba de abrir una nueva posibilidad de producir energía. Sigue consistiendo en fisionar átomos de elementos pesados, pero esta vez, asegura el científico italiano, se evitan el riesgo de accidente máximo y la pesadilla de los residuos radiactivos de larga vida. La gran diferencia está en hacer responsable de la reacción de fisión nuclear a un acelerador de partículas que, en caso de peligro, se desconecta, de manera que no se puede descontrolar el proceso.Rubio es uno de los científicos responsables de este proyecto, aunque asegura que la mayoría de los cálculos son del premio Nobel. "Rubbia ha presentado el proyecto ante casi un millar de científicos del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), y no ha habido ninguna crítica", afirma Rubio, quien, por supuesto, mantiene el margen de duda obligatorio en un investigador antes de demostrar experimentalmente todos los detalles de una nueva idea.

Al físico italiano, siempre le ha fascinado el tema de la energía y ha investigado también en fusión, recuerda su colaborador español, y explica: "Él empezó hace tiempo a pensar en la nueva idea y el grupo trabajamos en ello desde hace un año".

Este científico de 49 años, es uno de los pioneros de la física de partículas experimental en España, desde que inició sus investigaciones en el Ciemat, en Madrid. Colaboró con otro premio Nobel, Sam Ting, en experimentos realizados en Alemania y en el CERN, y es asesor de Rubbia desde 1989, año en que el italiano asumió la dirección general del laboratorio europeo. "Él piensa muy rápido y muy bien, trabaja al máximo pero el esfuerzo de investigar con él es muy productivo", afirma el español.

¿Para cuando podrían ser realidad la comercialización de energía con la nueva tecnología? "Depende del éxito de los experimentos, pero también de las decisiones políticas de los países", dice el español. Rubbia afirmó el pasado miércoles en Ginebra que en cinco años podría desarrollarse un prototipo industrial de una nueva planta, por ahora su grupo ha realizado un diseño conceptual de una instalación con varias alternativas, pero no ha hecho un plan de ingeniería.

'Granjas de centrales'

Las evaluaciones realizadas indican que una potencia idónea para las centrales propuestas sería 100 megawatios eléctricos, es decir, relativamente pequeñas, pero han pensado que "se podrían construir granjas de centrales, varias instalaciones productoras de energía alimentadas con un único acelerador de partículas", dice el físico español.La tecnología que exigirían estas instalaciones existe ya y varios países tienen aceleradores aptos, considera Rubio. ¿España? "De momento sería complicado porque en el país hay muy poca tecnología de aceleradores, pero se puede adquirir fácilmente, y las implicaciones para la industria serían importantes".

El torio, un mineral abundante en la naturaleza en forma de arenas, parece ser el gran truco de la idea de Rubbia: utilizar el ciclo torio-uranio para producir energía de manera estable. "Se podría hacer con uranio 238, pero es preferible el torio para que no haya en el proceso elementos muy radiactivos, como el plutonio, que forman parte de los residuos de centrales nucleares convencionales y plantean el gran problema del almacenamiento durante miles de años", explica Rubio. "Además, dada la cantidad de torio en la Tierra, hay combustible para miles de años".

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