Crítica:CLÁSICA

Beethoven, siglo XXI

Los cuartetos de cuerda de Beethoven, uno de los hitos indiscutibles de la música de todos los tiempos, son una prueba de fuego para cualquier agrupación de cámara. El cuarteto británico Lindsay deslumbró en sus últimas actuaciones madrileñas con sus interpretaciones de Tippett. Su presentación en los dos primeros conciertos de la integral de cuartetos de Beethoven no ha podido ser más estimulante.El Lindsay se enfrenta a los cuartetos de Beethoven con una visión muy diferente a la de otros grupos señeros, como el Tokio o el Alban Berg. Si los japoneses asombran por la contundencia, fuerza y p...

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Los cuartetos de cuerda de Beethoven, uno de los hitos indiscutibles de la música de todos los tiempos, son una prueba de fuego para cualquier agrupación de cámara. El cuarteto británico Lindsay deslumbró en sus últimas actuaciones madrileñas con sus interpretaciones de Tippett. Su presentación en los dos primeros conciertos de la integral de cuartetos de Beethoven no ha podido ser más estimulante.El Lindsay se enfrenta a los cuartetos de Beethoven con una visión muy diferente a la de otros grupos señeros, como el Tokio o el Alban Berg. Si los japoneses asombran por la contundencia, fuerza y perfección constructiva, o los vieneses por una intelectualidad proveniente de. la asimilación de una tradición musical que incluye hasta ecos de marcado tinte expresionista, el Lindsay se centra en destacar el lado cantabile, detallista y afectuoso de los diferentes aspectos melódicos, rítmicos e instrumentales, buscando establecer una complicidad sin guiños con el oyente, complicidad que parte de la misma elaboración tímbrica cálida del sonido y desemboca en una concentración que invita al recogimiento.

Cuartetos de Beethoven

Cuarteto Lindsay. Ciclo de cámara y polifonía. Cuartetos números 1, 2, 7, 12 y 15. Auditorio Nacional. Días 3 y 4 de noviembre.

Lo máximo que puede ofrecer un grupo de intérpretes es que nos olvidemos de ellos para centrarnos en la música que toca, o, lo que en el fondo es lo mismo, ofrecer unas versiones que despierten nuevas sensaciones o descubran facetas no excesivamente trilladas. Eso es exactamente lo que ocurrió con el Lindsay. El acceso a la música era inmediato, producto del despojamiento y la transparencia. En especial, el opus 132 del miércoles 3 o el opus 59 número 1 del jueves 4 alcanzaron cotas de altísima intensidad expresiva y humanista. Los instrumentistas del Lindsay respetaron con sumo cuidado las acotaciones temporales de los diversos movimientos e infundieron poesía a sonoridades y armonías, poniendo la misma pasión en atender la magia del instante que en conformar la globalidad de la estructura.

A ras de tierra

El enfoque del Lindsay, emotivo, directo y salpicado de brillantez, nos acercó a un Beethoven a ras de tierra dolorosamente cotidiano, con un desarrollo de las tensiones musicales que en ningún momento renunció a la esperanza de futuro que esta música posee.

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