Falta de calidad en la corrida goyesca de Ronda
Lo que se ofrece al público en la corrida goyesca de Ronda es un espectáculo bochornoso, un bajonazo en los costillares de la fiesta, y un puro engaño. Hasta ahora, se sabía que los toros se afeitaban. En Ronda, sólo faltó que sacaran a hombros al barbero. Además, a los toros de Jandilla les pasaba algo raro. Salían de chiqueros con violencia y en veloz carrera hacia los burladeros. Daban dos vueltas y se desplomaban en la arena.
El público, poco exigente, protestó poco, y los toreros, responsables también de la burla, se justificaron. Curro Romero hasta le echó valor a su primero, ...
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Lo que se ofrece al público en la corrida goyesca de Ronda es un espectáculo bochornoso, un bajonazo en los costillares de la fiesta, y un puro engaño. Hasta ahora, se sabía que los toros se afeitaban. En Ronda, sólo faltó que sacaran a hombros al barbero. Además, a los toros de Jandilla les pasaba algo raro. Salían de chiqueros con violencia y en veloz carrera hacia los burladeros. Daban dos vueltas y se desplomaban en la arena.
El público, poco exigente, protestó poco, y los toreros, responsables también de la burla, se justificaron. Curro Romero hasta le echó valor a su primero, y José Mari Manzanares consiguió algún muletazo de calidad en su lote. Espartaco, muy mermado de facultades tras su reciente cogida en Santoña, nada pudo hacer ante su muerto primero, y exprimió hasta la saciedad la noble embestida del sexto, el menos inválido de la corrida. En una faena larga y emotiva trató de salvar una tarde que no tenía salvación posible.