Crítica:CINE: TOCANDO FONDO

Relaciones entre tío y sobrino

Por razones demasiado complejas para exponerlas ahora, desde hace años el cine español cada vez se encuentra más alejado de la realidad social del país. Esto hace que su cada vez más reducida producción, dividida entre las películas que narran algo que afecta directamente al director y guionista, sin duda las mejores, y una amplia y desigual gama de comedias, sólo en raras ocasiones sea un claro reflejo de la realidad nacional.Quizá consciente de esta situación, y no pudiendo rodar producciones más personales, José Luis Cuerda, en sus dos últimas películas, ha tratado de romperla, pero sólo ha...

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Por razones demasiado complejas para exponerlas ahora, desde hace años el cine español cada vez se encuentra más alejado de la realidad social del país. Esto hace que su cada vez más reducida producción, dividida entre las películas que narran algo que afecta directamente al director y guionista, sin duda las mejores, y una amplia y desigual gama de comedias, sólo en raras ocasiones sea un claro reflejo de la realidad nacional.Quizá consciente de esta situación, y no pudiendo rodar producciones más personales, José Luis Cuerda, en sus dos últimas películas, ha tratado de romperla, pero sólo ha logrado mínimamente sus propósitos. Si en buena medida La marrana (1992) es un intento fallido de acercarse a la celebración del V centenario del descubrimiento de América en clave de comedia escatológica Tocando fondo, su última película, lo es mucho más de aproximarse a la crisis económica que ha invadido el mundo en general y España en concreto desde hace ya demasiados meses. Una y otra parten de buenas intenciones, pero los resultados quedan muy lejos, demasiado.

Tocando fondo

Director y guionista: José LuisCuerda. Fotografia: Hans Burginan. España, 1993. Intérpretes: Antonio Resines, Jorge Sanz, Iciar Bollaín, Manuel Alexandre. Estreno en Madrid: Proyecciones, Rex, Benlliure, Juan de Austria.

Esto ocurre principalmente en Tocando fondo, porque la situación única que expone, más que historia propiamente dicha, tiene una relación mínima con la crisis económica actual que pretende reflejar. Da la impresión de que el punto de partida es un viejo guión, puesto al día con rapidez al incluir un prólogo un tanto confuso y algunas referencias directas a la situación, pero que en realidad viene muy poco o nada que ver con ella. Dado que en realidad se trata de una comedia un tanto misógina y grosera que gira en torno a las relaciones entre un tío, que se ha enriquecido fraudulentamente especulando en un gran almacén que era de su suegro, y un sobrino que acaba de llegar del pueblo; trata de imitarle y no lo consigue, pero sobre todo en sus aventuras eróticas con diferentes mujeres.

Establecida esta situación, José Luis Cuerda construye Tocando fondo a base de dar vueltas, una y otra vez, sobre ella, de crear una sucesión de escenas repetitivas para que Antonio Resines desarrolle su tan peculiar como discutible comicidad. Dado que Jorge Sanz se desenvuelve mucho mejor en las historias dramáticas que en las comedias, y que tanto Iciar Bollaín como Fiorella Faltoyano tienen un papel muy inferior, la película no tarda en convertirse en un festival Antonio Resines. Y dado que las conexiones con la realidad son tan mínimas que puede decirse que no existen, que la historia que se narra queda enseguida reducida a una situación única repetitiva, el limitado Antonio Resines no puede hacer milagros, se imita a sí mismo y se repite, de forma que sólo gustará a sus admiradores más incondicionales.

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