El azar y la memoria

Dieron música al cine español Turina, Montsalvatge, Guridi, García Leoz, Moreno Torroba, Ruiz de Luna, Padilla, Moraleda, Quiroga, Luna, Guerrero, Luis de Pablo, García Abril, José Nieto, Bernaola, Halfter, Massó, Savall. Ahora llega el donostiarra Alberto Iglesias, autor de la música de Vacas y La ardilla roja.Iglesias nos lleva al subsuelo de su trabajo: "En cine", dice, "el silencio es la respiración, y por ello es música. Hay secuencias, incluso películas enteras, que no necesitan más música que el silencio. La música es siempre distinta en cada película", prosigue, "porque no es po...

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Dieron música al cine español Turina, Montsalvatge, Guridi, García Leoz, Moreno Torroba, Ruiz de Luna, Padilla, Moraleda, Quiroga, Luna, Guerrero, Luis de Pablo, García Abril, José Nieto, Bernaola, Halfter, Massó, Savall. Ahora llega el donostiarra Alberto Iglesias, autor de la música de Vacas y La ardilla roja.Iglesias nos lleva al subsuelo de su trabajo: "En cine", dice, "el silencio es la respiración, y por ello es música. Hay secuencias, incluso películas enteras, que no necesitan más música que el silencio. La música es siempre distinta en cada película", prosigue, "porque no es posible componerla sin conocer la imagen y hacerla propia. El guión proporciona ideas previas, pero no el tempo de su desarrollo. Este surge de la interiorización del tiempo de la imagen: la secuencia. La elección de este tempo no es siempre igual: oscila mucho, tanto que a veces una música ideada para una secuencia resulta más adecuada para otra en la que no se había pensado. Esto se debe a que en la composición para el cine es más decisiva la intuición que la deducción y la creencia que la idea".

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"En cine, la música no se extrae de los sucesos, sino de su cadena secuencial. En a lectura del guión la música brota sola, pero si vale o no vale lo decide la secuenc¡a. Esto objetiviza la composición de tal manera que ésta comienza a funcionar cuando se tiene la impresión de que la música no surge de la imaginación, sino de la pantalla". Y añade Iglesias: "Hay veces que el foco de música está en los personajes, otras en las situaciones y otras en la cámara. Pero a veces proviene de otro foco difícil de localizar, pues atraviesa la película: un tono poético. Esto me ocurrió en Vacas. Busqué ese foco, y cuando lo encontré la música entró en la imagen sin sobreactuar, fundiéndose en ella".

"Esa fusión la crea la emoción. La música se funde en la imagen por medio de una energía emotiva no siempre controlable, pues en ella interviene el azar. Ante una imagen se intuye la música que necesita, pero a veces no se encuentra hasta que casualmente se tropieza con un sonido y se tira de él". Y concluye: "Pero la música en el cine surge no sólo de la emoción y del azar, sino también de la memoria. Una misma música crea emociones distintas según qué lugar ocupe en la película. Una de las cosas que la secuencia filmica pide a la secuencia musical es que ésta sea referencial y cree en el espectador asociaciones de sonidos que se repiten: de ahí la importancia que en cine tiene trabajar con el leitmotiv y la repetición, es decir, con la memoria. Mediante ella, por la condición premonitoria que un acorde puede tener en una película, la música rompe sus límites y, además de signo sonoro, se hace signo visual".

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