Martinez Sarrión escribe la autobiografía de un antipícaro

'Infancia y corrupciones' recoge las memorias de un poeta

La provincia manchega no era precisamente un lecho de rosas en los años cuarenta y cincuenta, evoca el poeta Antonio Martínez Sarrión, y sin embargo, el memorialista intenta "no acentuar los elementos punzantes", en un primer libro derecuerdos que es homenaje al realismo y propuesta de una memoria moral. Infancia y corrupciones (Alfaguara) está "dictado por un sentimiento ético", dijo en su presentación el poeta Ángel González. "Quien habla no es un pícaro, sino todo lo contrario".

Mario Vargas Llosa o Jorge Edwards contaron que el Madrid al que llegaron en los años 60 era "una especie ...

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La provincia manchega no era precisamente un lecho de rosas en los años cuarenta y cincuenta, evoca el poeta Antonio Martínez Sarrión, y sin embargo, el memorialista intenta "no acentuar los elementos punzantes", en un primer libro derecuerdos que es homenaje al realismo y propuesta de una memoria moral. Infancia y corrupciones (Alfaguara) está "dictado por un sentimiento ético", dijo en su presentación el poeta Ángel González. "Quien habla no es un pícaro, sino todo lo contrario".

Mario Vargas Llosa o Jorge Edwards contaron que el Madrid al que llegaron en los años 60 era "una especie de corral de vacas mal iluminado", comentó ayer Martínez Sarrión a este periódico. "A mí, en cambio, me pareció Broadway". Cuando llegó a Madrid, Martínez Sarrión, de 54 años llevaba dentro una infancia en Albacete, donde nació, y una adolescencia en Murcia, adonde su padre lo envió, escarmentado por sus propias memorias de estudiante, para mantenerlo lejos del vicio de la gran ciudad.Muy amigo de Juan García Hortelano y Juan Benet, a Martínez Sarrión lo llamaron el moderno desde muy pronto porque introducía en los nuevos ritmos -Beatles y Rolling- a los carrozas anclados todavía en el rock and roll. "Que se me conozca como amigo de no me molesta, sino que me honra", dice el poeta, uno de los nueve antologados como novisimos por Castellet.

La presentación probó que si Sarrión aprecia a sus amigos, también ocurre al revés. Con la presencia de Carmen Martín Gaite y Luis Carandell, escritores de su generación, Ángel González interpretó que la memoria de Sarrión se apoya en "la inocencia y la sabiduría", y es dictada por un "profundo sentimiento ético". Al describir sin acritud "la untuosa beatería de la época", los acuerdos de Martínez Sarrión suponen "el esfuerzo de un espíritu libre por alejarse de la corrupción ambiental".

"Es muy curioso que un novísimo haya recuperado una literatura moral", añadió González, para quien ello supone "una dignificación de la estética del realismo".

Y ante escritores de otras generaciones, como Javier Alfaya, Manuel de Lope, Juan José Millás o José María Guelbenzu, el editor Juan Cruz habló del mito del moderno, creado por sus amigos García Hortelano y Benet, y desarrolló la tesis de que Sarrión es una suerte de eslabón entre generaciones. Sarrión, autor de El centro inaccesible en poesía, y del ensayo La cera que arde, negó este carácter de transición y llamó a la suya "generación cesárea y de llamador de oro".

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