Crítica:DANZA

El paso como obsesión

No es nueva en Luis Fuente esa obsesión por llenar de pasos el tiempo musical. Es una, práctica que no conduce a una lectura coreográfica, sino a la acumulación de evoluciones. Más que secuencias, vemos en escena densos bloques de frases donde se fuerza a los bailarines a un virtuosismo que no es tal.La pieza que se inspira en los poemas de Rosalía de Castro es lo mejor de la oferta por su discreto y emotivo lenguaje local. Es una línea diametralmente opuesta a esa pomposidad doméstica de los otros dos ballets, que tienen mucho de quiero y no puedo. Destaca Ismael Lorenzo, sobre quien recae to...

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No es nueva en Luis Fuente esa obsesión por llenar de pasos el tiempo musical. Es una, práctica que no conduce a una lectura coreográfica, sino a la acumulación de evoluciones. Más que secuencias, vemos en escena densos bloques de frases donde se fuerza a los bailarines a un virtuosismo que no es tal.La pieza que se inspira en los poemas de Rosalía de Castro es lo mejor de la oferta por su discreto y emotivo lenguaje local. Es una línea diametralmente opuesta a esa pomposidad doméstica de los otros dos ballets, que tienen mucho de quiero y no puedo. Destaca Ismael Lorenzo, sobre quien recae toda la parte dura del trabajo solista masculino, tanto de baile como de abnegado porteador, que el joven caribeño resuelve con energía y arrojo.

Compañía de danza Luis Fuente

Sinfonía en do, Fuente / G. Bizet; Rosaliana, Fuente / A. Prada; Cuatro preludios, Fuente / Rachmanínof. Madrid en Danza. Centro Cultural de la Villa. 28 de mayo.

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