Una telaraña sospechosa

Las líneas de alta tensión cuelgan sobre los tejados, pese al riesgo que comportan para la salud

El profesor de física Ángel Requena vive en la urbanización Rosa Luxemburgo, a 18 kilómetros al norte de Madrid. Su mujer murió hace cuatro años de cáncer. Doce cables de 220.000 voltios de la compañía Iberdrola sobrevuelan una parte de la colonia, de 790 chalés adosados. Requena tiene 41 años y es concejal de Izquierda Unida en San Sebastián de los Reyes (54.000 habitantes), donde este verano se van a retirar las torres de alta tensión. Eso cuesta 400 millones, de los que 100 corren por cuenta de la empresa eléctrica.La Dirección General de Industria de la Comunidad evalúa, en un estudio de h...

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El profesor de física Ángel Requena vive en la urbanización Rosa Luxemburgo, a 18 kilómetros al norte de Madrid. Su mujer murió hace cuatro años de cáncer. Doce cables de 220.000 voltios de la compañía Iberdrola sobrevuelan una parte de la colonia, de 790 chalés adosados. Requena tiene 41 años y es concejal de Izquierda Unida en San Sebastián de los Reyes (54.000 habitantes), donde este verano se van a retirar las torres de alta tensión. Eso cuesta 400 millones, de los que 100 corren por cuenta de la empresa eléctrica.La Dirección General de Industria de la Comunidad evalúa, en un estudio de hace 15 años, en 200.000 millones de pesetas el coste de derivar o enterrar las líneas de alta tensión a su paso por los núcleos poblados. Claro que en 1978 el salario mínimo interprofesional era de 18.300 pesetas mensuales y hoy asciende a 58.350. Enterrar una línea cuesta 10 veces más que desviarla, según Industria, y 30 veces más, según Iberdrola.

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Para arrojar luz sobre los interrogantes que plantean las líneas de alta tensión, el Gobierno de la Comunidad debe presentar, antes de que acabe el año, un mapa de la contaminación electromagnética producida por los tendidos de alta tensión en la región.

Los vecinos no han esperado tanto. Además de la urbanización Rosa Luxemburgo, en la capital, los campos electromagnéticos no distinguen entre clases sociales. La sombra de los cables se proyecta tanto en un barrio obrero como Orcasitas como en los pisos de clase media de la calle de Santiago de Compostela (Fuencarral), y hasta en las casas acomodadas de Aravaca.Cuatro colegios de EGB

Los cooperativistas de Rosa Luxemburgo construyeron sus chalés adosados hace 10 años bajo una línea de 220 kilovoltios. En la zona hay cuatro colegios de EGB. Hace casi cinco años nació allí la primera asociación de afectados por las líneas de alta tensión (ALAT). Sus responsables creen que los vecinos más próximos al tendido eléctrico corren serios riesgos de contraer enfermedades degenerativas. Aseguran que se han dado seis casos de leucemia infantil. También hablan de "una patología más amplia: estrés, trastornos del sueño, dolor de cabeza". Sospechan; no están seguros.

En marzo del año pasado, Iberdrola -100 millones de pesetas-, la Comunidad de Madrid -40 millones- y los ayuntamientos de San Sebastián de los Reyes y Alcobendas -que aportan el resto hasta 400 millones- firmaron un convenio para retirar las líneas de alta tensión de la urbanización. "Hay mucha gente que aún no se lo cree, otros ya han vendido su casa", explica Rafael Herguezábal, portavoz de la asociación ALAT.

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La bióloga Jocelyne Leal, que preside la Sociedad Europea de Electromagnetismo, analiza en su laboratorio del hospital Ramón y Cajal de Madrid un estudio del Instituto Karolinska. El informe sueco planteó, a finales de 1992, el riesgo de leucemia entre la población infantil localizada a menos de 300 metros de las líneas de alta tensión.

La investigadora aborda el problema con todas las cautelas: "Hay ciertas condiciones de exposición a campos de baja frecuencia [como bajo las líneas de alta tensión], pero que producen un fuerte campo magnético, en las que se está coincidiendo en un hecho: se impone hacer un inmenso esfuerzo científico y estudios epidemiológicos a gran es cala para saber definitivamente si, como afirman estudios muy recientes, puede haber algún efecto nocivo para la salud".La doctora Leal, tras señalar que la intensidad de los campos electromagnéticos puede multiplicar por cuatro el riesgo de leucemia infantil, advierte: "Hay que hacer más estudios, porque puede haber un problema sin respuesta clara". La exposición a la radiación, el tipo de vivienda, la edad de sus ocupantes, son factores que deben ser tenidos en cuenta para saber si las líneas de, alta tensión tienen alguna relación con el cáncer. "Hemos pasado del no lo sé al podría ser". Pero la investigadora exculpa a las eléctricas: "¿Quién sabía antes que existía algún peligro?".Todo el día funcionandoEl físico Ángel Requena leía hace seis años EL PAÍS en su casa de la urbanización de San Sebastián de los Reyes. Le interesaba un artículo de Jocelyne Leal que alertaba sobre los riesgos de las líneas de alta tensión. Entonces aún vivía su mujer. "Yo sigo en. Rosa Luxemburgo; si estuviese seguro de que hay peligro, me iría", argumenta.

Las mediciones de los técnicos de la Comunidad de Madrid reflejan una paradoja: los electrodomésticos generan más campos magnéticos que las líneas de alta tensión. Pero no funcionan todo el día, como los tendidos eléctricos.

"Tras un año de paralización del desvío de la línea, el mes de julio sigue sin ser una fecha realista para comenzar las obras", se queja Requena. "¿Cómo puede la Administración acumular tantos retrasos? También nos puede caer un cable en la cabeza".

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