Crítica:CINE

Distorsionado retrato hiperrealista

La acción de la galardonada producción Los norteños se sitúa, en 1960, en un nuevo barrio que comenzó a construirse dos años antes, pero del que sólo existe una pequeña calle con nueve de las 2.000 viviendas proyectadas, cerca de un intrincado bosque.Sus múltiples personajes se agrupan en tomo a dos matrimonios fracasados por culpa de sus despóticos maridos. La fallida mezcla de drama y comedia, que constituye la segunda película de Alex van Wanderdam, tiene un evidente parecido con los últimos y peores trabajos del actor, guionista y director francés Jacques Tati. Tanto por el moderno ...

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La acción de la galardonada producción Los norteños se sitúa, en 1960, en un nuevo barrio que comenzó a construirse dos años antes, pero del que sólo existe una pequeña calle con nueve de las 2.000 viviendas proyectadas, cerca de un intrincado bosque.Sus múltiples personajes se agrupan en tomo a dos matrimonios fracasados por culpa de sus despóticos maridos. La fallida mezcla de drama y comedia, que constituye la segunda película de Alex van Wanderdam, tiene un evidente parecido con los últimos y peores trabajos del actor, guionista y director francés Jacques Tati. Tanto por el moderno estilo de sus decorados como por la frialdad de sus personajes, que imposibilita la comunicación entre ellos hasta tales extremos que prácticamente no hablan. Aun que el holandés va todavía más lejos que el francés y logra que sus intenciones se diluyan hasta no saberse qué pretende en realidad, hacer reír, hacer llorar o ambas cosas a la vez.

Los norteños

Director y guionista: Alex van Warmerdam. Fotografía: Marc Felperlaan. Música: Vicent van Warínerdam. Holanda, 1992. Intérpretes: Leonard Lucieer, Jack Wouterse, Annet Malherbe. Estreno en Madrid: Renoir (versión original con subtítulos).

Los norteños describe la vida cotidiana en este absurdo barrio piloto, pero lo hace con tal frialdad, con un desapasionamiento tan total, que no funciona ni como comedia ni como drama. Las insólitas relaciones de los personajes ni divierten ni emocionan, sólo dan lugar a un distorsionado retrado hiperrealista.

Historieta

La minuciosa narrativa de Alex van Warmerdam resulta más cercana a la más sofisticada historieta gráfica, o incluso al chiste sin palabras de difícil comprensión, que a cualquier tipo de cine. Debido o. que no hay el menor desarrollo dramático ni tensión, sólo la sucesión de unos hechos no tan insólitos como se pretente, mientras parece que va a ocurrir algo que nunca ocurre.Posiblemente esto sea el resultado de las complejas intenciones de Alex van Warmerdam, y que, al igual que el personaje que interpreta, ese cartero que constantemente vigila a la pequeña comunidad y tanto se entromete en su vida que es detenido por ello, sólo intente reflejar la delictiva conciencia de una peluliar microsociedad. En cualquier caso, sus propósitos no sólo son pretenciosos en extremo, sino que dan lugar a una narración en exceso repetitiva, que hubiese quedado mucho mejor en forma de mediometraje.

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