Crítica:JAZZ

Moderno por antonomasia

Entre otras cosas, el músico que pretenda prosperar en la escena actual debe estar abierto a todo lo nuevo y ser capaz de asimilar sus claves rápidamente, antes de que se pasen de moda. Justo como hace el camaleónico guitarrista Al Di Meola. No sería un desatino que las escuelas colgasen en cada aula el retrato del guitarrista para recordar al alumnado qué aspecto tiene el músico versátil y moderno por antonomasia. Para reforzar su imagen plural, Di Meola lanza ahora un producto pomposamente denominado World Sinfonia, de clara inspiración en la llamada new age.Aunque le duela, Al Di Meo...

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Entre otras cosas, el músico que pretenda prosperar en la escena actual debe estar abierto a todo lo nuevo y ser capaz de asimilar sus claves rápidamente, antes de que se pasen de moda. Justo como hace el camaleónico guitarrista Al Di Meola. No sería un desatino que las escuelas colgasen en cada aula el retrato del guitarrista para recordar al alumnado qué aspecto tiene el músico versátil y moderno por antonomasia. Para reforzar su imagen plural, Di Meola lanza ahora un producto pomposamente denominado World Sinfonia, de clara inspiración en la llamada new age.Aunque le duela, Al Di Meola siempre será el mismo. Como siempre, sigue luciendo un deslumbrante dominio técnico que le sitúa en una determinada élite musical, más concretamente en la de aquellos guitarristas que niegan a su instrumento el calor de los dedos y lo someten al exclusivo contacto sintético de la púa, sin importarles gran cosa que su sonido resulte algo frío y metálico. Aunque World Sinfonia se vende como experiencia acústica, Di Meola no duda en incorporar a su guitarra toda suerte de avances tecnológicos para hacerla sonar, si llega el caso, como las mismísimas trompetas del apocalipsis.

Al Di Meola World Sinfonia

Al Di Meola (guitarras), Dino Saluzzi, (bandoneón), Chris Carrington (guitarra) y Arto Tuncboyaci (percusión y voz). Teatro Albéniz. Precio: 1.800 y 2.200 pesetas. Madrid, 4 de mayo.

En el transcurso de las dos piezas que abrieron su concierto, Di Meola, a dúo con el discreto percusionista turco Arto Tuncboyaci, fue sirviendo una comida musical eterna, sin principio ni fin, un continuo absolutamente plano y neutro, tan distante del drama como de la comedia. Por fortuna, el bandeonista Dino Saluzzi llegó justo a tiempo para poner un poco de luz y corazón en un escenario que amenazaba con derrumbarse de pura monotonía.

Irreverencias

Si el reconocido intérprete de bandoneón Astor Piazzola recibía anónimos amenazantes por su irreverente revolución del tango, los puristas dilapidarían a Saluzzi a la primera oportunidad y, además, no tendrían inconveniente en dar su nombre, apellidos y domicilio completo.El músico argentino atesora ciertas cualidades del maestro Piazzola, pero su sonido no es tan elaborado ni su poética tan profunda. Suyo fue, no obstante, el mejor momento de la noche cuando de su bandoneón surgió, por fin, una melodía sugerente, la del clásico My one and only love.

El cuarteto al completo dio lo mejor de sí en dos estimables composiciones, un bonito tango y una rumba con melodía cargada de aroma brasileño. Demasiado poco para una sesión que acabó de tópico subido: Di Meola y Tuncboyaci atacando las notas del Spain, de Chick Corea, su antiguo compañero en el grupo Return to Forever.

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