El jurado de Los Ángeles declara culpables a dos de los cuatro policías del 'caso King'

ANTONIO CAÑO, En una decisión salomónica que podría evitar disturbios en Los Ángeles, el jurado del caso Rodney King declaró ayer culpables a dos de los policías que participaron en la brutal paliza contra el automovilista negro e inocentes a los dos restantes. El sargento Stacey Koon, al mando de la patrulla, y Laurence Powell, el agente que con más saña golpeó a King, podrían ser ahora condenados a penas de entre ocho y diez años de cárcel por violación de los derechos civiles.

El veredicto ha satisfecho por lo general a los líderes de la comunidad negra, que ayer pedían a la poblaci...

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ANTONIO CAÑO, En una decisión salomónica que podría evitar disturbios en Los Ángeles, el jurado del caso Rodney King declaró ayer culpables a dos de los policías que participaron en la brutal paliza contra el automovilista negro e inocentes a los dos restantes. El sargento Stacey Koon, al mando de la patrulla, y Laurence Powell, el agente que con más saña golpeó a King, podrían ser ahora condenados a penas de entre ocho y diez años de cárcel por violación de los derechos civiles.

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El veredicto ha satisfecho por lo general a los líderes de la comunidad negra, que ayer pedían a la población que mantuviera la calma en los conflictivos barrios de la ciudad, protegidos por un espectacular despliegue policial.La deliberación de los 12 miembros del jurado, seguida durante siete días con la emoción de una película de Hitchcock, fue dada a conocer a la insólita hora de las siete de la mañana del sábado, con la intención de coger por sorpresa a una ciudad que se había armado hasta los dientes ante el temor de que se reprodujesen los violentos incidentes de hace un año.

Pese a que dos de los policías acusados fueron encontrados inocentes, el deseo de justicia de la mayoría de esta sociedad parece satisfecho con el veredicto contra el sargento Stacey Koon, quien estaba al mando de la patrulla involucrada en el suceso, y Laurence Powell, el mofletudo agente que con más saña golpeó a Rodney King en el incidente ocurrido en marzo de 1991. Ambos podrían ser condenados a penas de entre ocho y diez años de cárcel por el delito de violar los derechos civiles de Rodney King y uso excesivo de fuerza en su detención en una sentencia que se hará pública el 4 de agosto.

Theodore Briseño, que trató de parar a sus compañeros en un momento de la agresión contra King, y Timothy Wind, el más novato del grupo y el que menos golpes propinó a la víctima, fueron considerados inocentes. Aunque Milton Grimes, el abogado de Rociney King, interpretó que tanto Briseño como Wind participaron en la paliza y, por tanto, debieron haber sido declarados culpables, su inocencia era esperada por la mayoría de los que han seguido este juicio.

Los cuatro agentes, a los que se ha vuelto a juzgar ahora por un delito federal. de violación de derechos civiles, habían sido declarados inocentes hace un año por un jurado integrado exclusivamente por blancos. Ese veredicto provocó los peores disturbios raciales de la historia de Estados Unidos, en los que murieron 52 personas y se perdieron millones de dólares en bienes materiales.

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Clinton, satisfecho

La decisión de este nuevo jurado -en el que ahora había dos negros y un latino- ha sido recibida como una victoria por la mayoría de los líderes negros, que ayer salieron inmediatamente a la calle para controlar a su comunidad. "Después de mucha espera y mucho sufrimiento, se ha hecho justicia en un caso tan representativo para nosotros", declaró el reverendo Cecil Murray. El alcalde de Los Ángeles, Tom Bradley, de raza negra, pronunció también ayer por la mañana un mensaje televisado llamando a la población a mantener el orden. "En este juicio ha prevalecido la verdad", dijo.

El presidente Bill Clinton, se mostró satisfecho porque el jurado hubiera reconocido que los derechos civiles de Rodney King habían sido violados". "Creo que el pueblo americano debería estar orgulloso de ello", dijo.

A primeras horas de la mañana de ayer Los Ángeles estaba tranquila, pero era muy difícil garantizar que las agresivas pandillas armadas, que habían advertido que saldrían a la calle si no eran declarados culpables los cuatro agentes, respetarían el llamamiento a la calma de sus líderes. La policía, en estado de alerta, había ocupado las zonas más conflictivas. La Guardia Nacional y el Ejército estaban acuartelados y listos para intervenir.

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