Leguina advierte al alcalde que vetará su reforma de la plaza de Oriente

La Comunidad es lenta, pero tiene buena memoria. Tres meses después de que la Asamblea vetase -con los votos del PSOE y de IU- la construcción de un aparcamiento subterráneo para turismos y autobuses en la plaza de Oriente, el Gobierno regional ha llamado al timbre del Ayuntamiento del PP. El Ejecutivo de Joaquín Leguina acordó ayer, víspera del referéndum convocado por IU contra la reforma de la plaza, remitir a la Casa de la Villa la resolución del Parlamento autónomo. Leguina, presidente de la Comunidad, aseguró ayer que no tiene "ninguna decisión tomada" sobre la reforma de la plaza de Ori...

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La Comunidad es lenta, pero tiene buena memoria. Tres meses después de que la Asamblea vetase -con los votos del PSOE y de IU- la construcción de un aparcamiento subterráneo para turismos y autobuses en la plaza de Oriente, el Gobierno regional ha llamado al timbre del Ayuntamiento del PP. El Ejecutivo de Joaquín Leguina acordó ayer, víspera del referéndum convocado por IU contra la reforma de la plaza, remitir a la Casa de la Villa la resolución del Parlamento autónomo. Leguina, presidente de la Comunidad, aseguró ayer que no tiene "ninguna decisión tomada" sobre la reforma de la plaza de Oriente planeada por el Ayuntamiento.

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Sin embargo, su Gobierno decidió precisamente ayer -en la víspera de la consulta- trasladar a la corporación municipal el veto que la Asamblea regional impuso a una de las partes de la reforma de la plaza. "Es un trámite administrativo", explicó el portavoz de la Comunidad, Jaime Lissaveztky, "pero también está claro que tiene un contenido político". El acuerdo del Gobierno regional recuerda que la Asamblea aprobó el pasado 3 de diciembre proteger el patrimonio arqueológico de la plaza de Oriente y la calle de Bailén.Aunque el Gobierno regional es reacio a seguir las recomendaciones de la Cámara -"la Asamblea no nos manda", aseguró hace una semana Leguina, citando a Montesquieu-, esta vez el Gobierno de la Comunidad admite un acuerdo parlamentario.

La Asamblea ya reclamó el pasado enero que se completen las excavaciones para evaluar el patrimonio arqueológico de la zona. En una primera fase, el Ayuntamiento sólo ordenó la investigación de un tercio de los yacimientos previstos en el plan arqueológico.

El Parlamento regional también ha sugerido que, si se considera conveniente reformar la plaza, se convoque un concurso internacional de ideas "que asegure un adecuado contraste de soluciones arquitectónicas y urbanísticas". En la práctica, esta iniciativa rechaza el proyecto redactado por el arquitecto Miguel de Oriol, por encargo directo del Ayuntamiento. "En la Comunidad no estamos en contra de la reforma de la plaza de Oriente, pero exigiremos que se cumpla la legalidad para la defensa del patrimonio histórico", advirtió ayer Lissaveztky.

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Una idea clara

Joaquín Leguina opinó ayer sobre la reforma: "Yo creo que el Ayuntamiento no tiene una idea clara de lo que va a hacer allí". Para el presidente de la Comunidad, todo se resume en dos preguntas, que él mismo responde:

-¿La plaza de Oriente es mejorable? Yo creo que sí.

-¿Las obras pueden salir gratis a las instituciones? Creo que no.

Así, Leguina cree que, tal y como la ha proyectado el arquitecto Miguel de Oriol, la reforma de la plaza no es viable, y difícilmente va a plasmarse en una realidad. "En ningún caso quiero minusvalorar a Oriol; es un hombre de pensamiento, al que aprecio y estimo", puntualizó.

En su opinión, la iniciativa de las obras corresponde al Ayuntamiento, aunque discrepa de quienes defienden mantener a ultranza la plaza de Oriente en su estado actual. "Me molestan los que quieren dejarlo todo como está. Ya lo decía Tierno Galván, cuando, después de darle muchas vueltas a un asunto, se llegaba siempre a la misma solución revolucionaria: no tocar nada".

Leguina es vecino del distrito Centro de Madrid, pero en el barrio de Malasaña, no en el de Palacio, donde hoy y mañana se desarrollará la consulta popular convocada por Izquierda Unida contra el proyecto. "Aunque viviese allí, veo difícil que acudiese a votar. En un referéndum, el que hace la pregunta siempre tiene más posibilidades de ganar".

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