Aranguren, Savater y Sádaba enfrentan la razón con el sentimiento en un debate

Los filósofos José Luis Aranguren, Fernando Savater y Javier Sádaba afirmaron anoche haberse quedado sobrecogidos tras una representación de la obra teatral La muerte y la doncella, de Ariel Dorfman, ofrecida en solidaridad con Amnistía Internacional. La obra está dirigida por Omar Grasso e interpretada por María José Goyanes, Iñaki Miramón y Enric Majó. Los tres filósofos y el público asistente -entre el que se encontraban Joaquín Ruiz Jiménez, Jaime Chávarri, Juan José Laborda, Pedro Diez, Mauricio Rosencoff y Ricardo Franco-, discutieron sobre los diferentes temas que planteó el espe...

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Los filósofos José Luis Aranguren, Fernando Savater y Javier Sádaba afirmaron anoche haberse quedado sobrecogidos tras una representación de la obra teatral La muerte y la doncella, de Ariel Dorfman, ofrecida en solidaridad con Amnistía Internacional. La obra está dirigida por Omar Grasso e interpretada por María José Goyanes, Iñaki Miramón y Enric Majó. Los tres filósofos y el público asistente -entre el que se encontraban Joaquín Ruiz Jiménez, Jaime Chávarri, Juan José Laborda, Pedro Diez, Mauricio Rosencoff y Ricardo Franco-, discutieron sobre los diferentes temas que planteó el espectáculo, basado en el reencuentro de un torturador con su torturada.Impunidad, la justicia y la reconciliación fueron puntos que surgieron en el debate, en el que Aranguren dijo estar en un trance de confusión, al que le había llevado por un lado sus sentimientos y por otro una razón de justicia y responsabilidad: "La razón y el sentimiento nos llevan de una posición a otra sin saber qué lado es el justo".Savater no ocultó que la obra le planteaba un problema para el cual no encontraba una fácil respuesta: "Hay cosas que no podemos perdonar por otro, pero hay que luchar contra todas las situaciones de excepción desde el fundamentalismo democrático".

Sádaba se mostró a favor de facilitar los cauces para que se produzca una reconciliación, aunque afirmó que le fascinaba la rapidez que se daban los represores para convertirse en demócratas: "Tampoco creo que convenga olvidar si el perdonado no concede algo por su parte".

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