La parte menos romántica

El coste de la operación es para los barones la parte menos romántica y para los compradores un punto inabordable; más si se tiene en cuenta que estamos en plena precampaña electoral con la situación económica más complicada de la década socialista. El precio de 40.000 millones es un arma de triple filo. Es un precio simbólico para una colección que valorada a la baja por un grupo de expertos españoles ronda los 300.000 millones, pero que en el mercado podría duplicar esta cantidad. El secretismo gubernamental en tomo al coste es total, aunque varias fuentes han apuntado que la cantidad sobre ...

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El coste de la operación es para los barones la parte menos romántica y para los compradores un punto inabordable; más si se tiene en cuenta que estamos en plena precampaña electoral con la situación económica más complicada de la década socialista. El precio de 40.000 millones es un arma de triple filo. Es un precio simbólico para una colección que valorada a la baja por un grupo de expertos españoles ronda los 300.000 millones, pero que en el mercado podría duplicar esta cantidad. El secretismo gubernamental en tomo al coste es total, aunque varias fuentes han apuntado que la cantidad sobre la que se trabaja es de unos 40.000 millones de pesetas.La fórmula de compra no está aún perfilada. Los negociadores técnicos -el abogado Rodriígo Uría por parte del Estado español y los abogados del trust de los Thyssen y de cada uno de los herederos- aún no tienen decidido si será el Estado quien compre la colección y se la ceda a la Fundación Thyssen o sea la propia fundación, previa capitalización del Estado, la que firme el acuerdo. El deseo de preservar la colección hace inclinarse al barón por la segunda fórmula, lo que choca con los deseos de la Administración de capitalizar una operación cultural que inició siendo ministro de Cultura Javier Solana. "Les estoy hablando de la parte menos romántica de la operación", dijo Carmen Cervera en inglés a su marido, cuando éste, con la mejor de sus sonrisas, se acercó a buscar a la baronesa para dar por concluida la entrevista. "Eso es lo menos importante", concluyó el barón, mientras besaba tiernamente la mano de su mujer.

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