Embajador para casos difíciles

Reginald Bartholomew, de 56 años, nombrado ayer emisario especial de Estados Unidos para la crisis yugoslava, ocupaba hasta ahora el cargo de embajador ante la Alianza Atlántica. Bartholomew, representante de su país en España entre 1986 y 1989, ha sido considerado como un diplomático duro, al que se han encomendado misiones y negociaciones difíciles, concretamente en Beirut y Atenas.Nacido el 17 de febrero de 1936 en Portland, en el Estado de Maine, estudió en las universidades de Dartmouth y Chicago y fue profesor de Ciencias Sociales. Tuvo también destinos en el Consejo de Seguridad Naciona...

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Reginald Bartholomew, de 56 años, nombrado ayer emisario especial de Estados Unidos para la crisis yugoslava, ocupaba hasta ahora el cargo de embajador ante la Alianza Atlántica. Bartholomew, representante de su país en España entre 1986 y 1989, ha sido considerado como un diplomático duro, al que se han encomendado misiones y negociaciones difíciles, concretamente en Beirut y Atenas.Nacido el 17 de febrero de 1936 en Portland, en el Estado de Maine, estudió en las universidades de Dartmouth y Chicago y fue profesor de Ciencias Sociales. Tuvo también destinos en el Consejo de Seguridad Nacional y en el Pentágono.Durante su estancia en Madrid, Bartholomew protagonizó las negociaciones sobre la retirada de los efectivos norteamericanos de las bases de utilización conjunta.

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El nuevo emisario especial norteamericano está familiarizado con situaciones de violencia. Así, uno de los episodios más relevantes de su carrera diplomática fue su destino en la capital libanesa, Beirut, en septiembre de 1983, poco después de que la Embajada norteamericana fuera atacada con un camión cargado de explosivos, cuya deflagración causó 240 muertos entre los marines allí destacados. El propio Bartholomew resultó levemente herido en un atentado suicida posterior que causó ocho muertes. Otro de los destinos que desempeñó le vincula a la región balcánica. Entre 1982 y 1983, Reginald Bartholornew fue embajador en Grecia durante las negociaciones greco-norteamericanas sobre las bases militares estadounidenses. Allí logró bloquear durante cinco años el intento del Gobierno socialista de Andreas Papandreu de acabar con la presencia militar de 4.000 soldados de Estados Unidos en cuatro bases militares.

Tras su destino en Madrid, el diplomático norteamericano fue nombrado subsecretario de Estado para Ciencia y Tecnología, y desde mayo de 1992, embajador de Estados Unidos ante la Alianza Atlántica.

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