Cartas al director

Películas de vampiros

Como va siendo habitual, cada vez que se estrena una película -o se publica un libro- sobre el tema de los vampiros, nuestros críticos se apresuran a repetir obstinadamente los mismos errores de documentación. Parece ser que los aficionados al género no tenemos derecho a una información correcta de la temática que nos interesa y nos sorprende esa constancia en repetir siempre los mismos fallos.Por ejemplo, la primera adaptación sobre la novela de Bram Stoker no es el filme de Murnau de 1922, sino un oscuro título húngaro llamado Drakula, que data de 1921, dirigida por Károly Lajthay (18...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Como va siendo habitual, cada vez que se estrena una película -o se publica un libro- sobre el tema de los vampiros, nuestros críticos se apresuran a repetir obstinadamente los mismos errores de documentación. Parece ser que los aficionados al género no tenemos derecho a una información correcta de la temática que nos interesa y nos sorprende esa constancia en repetir siempre los mismos fallos.Por ejemplo, la primera adaptación sobre la novela de Bram Stoker no es el filme de Murnau de 1922, sino un oscuro título húngaro llamado Drakula, que data de 1921, dirigida por Károly Lajthay (1885-1945), un cineasta nacido en Transilvania que debutó en el cine como actor en filmes de Mihály Kertész (futuro Michael Curtiz, director de Casablanca), trabajando con Bela Lugosi antes de su célebre consagración.

Aparte, hay que precisar que el mito del vampiro no procede de Transilvania, sino de las culturas primitivas, y que en el Ampurdán, dos siglos antes de Vlad Tepes (Drácula), conoció la leyenda del conde Estruch, protagonista de la exquisita novela gótica Estruch, de Salvador Sainz-

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En