La fotógrafa Ouka Lele expone por primera vez su pintura en Madrid

Ouka Lele presentó ayer una exposición en la que incluye por primera vez sus trabajos pictóricos. Durante los dos últimos años, la artista madrileña se ' ha mantenido alejada de la vida pública y ha reducido considerablemente su actividad profesional. Temía que la fama le hiciese perder el control sobre su trabajo y dudaba si seguir centrada en la fotografía o probar otros caminos, como la pintura. En este tiempo, la fotógrafa ha tenido una hija, y con ella ha sentido "una especie de renacimiento" como artista.

Siempre, desde niña, Ouka Lele quiso ser pintora (aunque envidiaba a su herm...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Ouka Lele presentó ayer una exposición en la que incluye por primera vez sus trabajos pictóricos. Durante los dos últimos años, la artista madrileña se ' ha mantenido alejada de la vida pública y ha reducido considerablemente su actividad profesional. Temía que la fama le hiciese perder el control sobre su trabajo y dudaba si seguir centrada en la fotografía o probar otros caminos, como la pintura. En este tiempo, la fotógrafa ha tenido una hija, y con ella ha sentido "una especie de renacimiento" como artista.

Siempre, desde niña, Ouka Lele quiso ser pintora (aunque envidiaba a su hermano porque quería ser una vaca). Pero la casualidad, o el destino, como dice ella, le puso una cámara en las manos. "Siempre decía: bueno, un poquito de foto y enseguida me pongo a pintar", cuenta la artista madrileña, "y así llevo más de: 15 años. De vez en cuando tenía crisis por eso, pero me duraban dos días, y es que ahora me, ha durado mucho".La exposición que presenta Ouka Lele (Bárbara Allende, 1957) en la madrileña galería Masha Prieto incluye pintura por primera vez. Se trata de tres óleos sobre cartón realizados en 1991 en Mallorca, durante el primer año de lactancia de su hija. La fotógrafa aprovechó esta etapa en el archipiélago balear, donde vivía en una casa de campo "sin laboratorio ni cámara", para empezar a pintar.

Los tres óleos de la exposición, que Ouka Lele confiesa mostrar "con pudor" no siguen ninguna unidad temática. Representan una rosa abierta, una mujer de espaldas con fondo de palmeras y una cara con sombrero de arlequín.

En los dos últimos años, Ouka Lele se ha dedicado sobre todo a cuidar de su hija María. "Buscaba estar otra vez como cuando empezaba", dice. "De ahí las ganas de hacer menos fotos y empezar con otras cosas, correr un riesgo, sin saber si voy a gustar. Como si tuviera ganas de lanzarme al vacío y empezar de nuevo".

El principal factor que hace más de dos años, antes de que naciera su hija, hizo tambalear los planteamientos creativos de la fotógrafa fue precisamente su reconocimiento como artista, la fama. "Me parecía que estar mucho cara al público me atontaba", afirma Ouka Lele. "También [la fama] te hace trabajar demasiado y vas perdiendo, el control y la calidad", añade. "Creo que por mi forma de ser me había hartado mucho de la prensa, la televisión..., y el haber cortado con todo eso durante un tiempo me ha venido muy bien".

La exposición consta, además de los óleos, de una serie de trabajos fotográficos realizados entre 1988 y 1990, entre los que se cuentan cuatro polaroid gigantes (50 por 60) que muestran paisajes submarinos compuestos por la autora con estrellas, algas, conchas y otros objetos recogidos de la playa.

Por último, la muestra exhibe su obra más reciente, terminada la pasada semana y titulada La varita de los colores: un cofre de madera con tapa de cristal que encierra en su interior una rama blanquecina y una foto de ésta que descansan sobre una tela arrugada.

Los óleos y el cofre con la varita forman parte de la nueva etapa de Ouka Lele, en la que se plantea trabajar con total libertad, sin ceñirse exclusivamente a la fotografía.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En