Crítica:

Sistemas de representación

Martin Assig.Galería Senda. Pasaje Mercader, 4. Barcelona. Hasta finales de enero.

Habitualmente, y sobre todo en estos últimos años, la proliferación de dispositivos estéticos y conceptuales que han estado girando en torno a la complejidad de la condición humana y de sus recursos y parafernalia instrumental, parece que iba pareja tan sólo con las experiencias tridimensionales más directas, en las que el uso del objeto y de sus registros periféricos se convertía en un vehículo idóneo para poner en circulación los discursos que tanto abundan ahora, procedentes de los sistemas expresivos ...

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Martin Assig.Galería Senda. Pasaje Mercader, 4. Barcelona. Hasta finales de enero.

Habitualmente, y sobre todo en estos últimos años, la proliferación de dispositivos estéticos y conceptuales que han estado girando en torno a la complejidad de la condición humana y de sus recursos y parafernalia instrumental, parece que iba pareja tan sólo con las experiencias tridimensionales más directas, en las que el uso del objeto y de sus registros periféricos se convertía en un vehículo idóneo para poner en circulación los discursos que tanto abundan ahora, procedentes de los sistemas expresivos que se centran en la esfera del cuerpo. No cabe duda de que, como en otros múltiples campos de la actualidad, nos encontramos ante una situación que combina en partes iguales lo que podríamos llamar nueva sensibilidad o espíritu de los tiempos junto con unas buenas dosis de otros factores mucho más prosaicos relativos al peso y a la trascendencia de la moda.La obra de Martin Assíg (SchweIm, Alemania, 1957), sin embargo, nos sitúa en unos parámetros semejantes a los descritos, pero desde el ámbito de la pintura, lo cual ya resulta, sin duda, más inusual. Compuesta de telas y numerosas obras sobre papel, realizadas en su mayoría durante una estancia reciente en Barcelona, la exposición nos proporciona una buena aproximación al mundo de este pintor, inédito en España, en el que las apelaciones a los sistemas genéricos de lo humano se producen tanto desde la presencia figural de los objetos y elementos que circundan a éste -o que le caracterizan, como son las prendas de vestir o los objetos cotidianos- como a partir de la construcción visual de estructuras que nos llevan al ámbito de lo histórico o de lo espacial, igual que si de delimitar un territorio propio se tratase.

Dureza formal

Las obras de Assig son una agradable sorpresa -pese a su indudable dureza formal- por cuanto su repertorio figural y sus registros expresivos distan mucho de lo que cabría esperar en un ámbito pictórico actual, máxime procediendo de la escena centroeuropea. La contundencia de sus pinturas -cuyos métodos operativos resultan singulares toda vez que representativos de una complejidad estructural que salta a la vista- no consigue, a nuestro juicio, imponerse al impacto visual y al deleite de los sentidos provocados por la profusión de la obra sobre papel, en la que anida el espíritu totalizador de su trabajo, pero con un ánimo más ligero y fresco.

Lejos de la idea más o menos clásica de los bocetos o de los apuntes, los dibujos de Martin Assig constituyen un formidable ejercicio de síntesis y de rapidez, más próximos a un recetario imprescindible que a un intento de avanzar temas que luego aparecen más desarrollados en sus pinturas, corpóreas, espesas y repletas de particulares sistemas de redes expresivas.

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