Crítica:OTOÑO EN CONDE DUQUE

Música con vistas

El patio de Conde Duque cerró con Wim Mertens el ciclo de Música Sin Fronteras y el festival Otoño en Conde Duque. Mertens salió al escenario acompañado del clarinetista Dirk Descheemaeker creando, desde el primer momento, una atmósfera intimista difícil de sostener en un lugar de las características de la carpa de Conde Duque.Tanto al público como a los dos músicos les costó tomar tierra; cualquier movimiento en la carpa se convertía en un molesto ruido de fondo que rompía con los silencios de la música de Mertens. Pero pasada la primera media hora del concierto, la concentración de los dos i...

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El patio de Conde Duque cerró con Wim Mertens el ciclo de Música Sin Fronteras y el festival Otoño en Conde Duque. Mertens salió al escenario acompañado del clarinetista Dirk Descheemaeker creando, desde el primer momento, una atmósfera intimista difícil de sostener en un lugar de las características de la carpa de Conde Duque.Tanto al público como a los dos músicos les costó tomar tierra; cualquier movimiento en la carpa se convertía en un molesto ruido de fondo que rompía con los silencios de la música de Mertens. Pero pasada la primera media hora del concierto, la concentración de los dos instrumentistas comenzó a dar sus frutos.

Wim Mertens, sentado frente a su piano de cola al que sólo le permite sonidos de las escalas más graves, condujo el concierto hacia una música circular y lejana, que parece provenir de una habitación con vistas, dibujadas magistralmente por el plano, la voz y el clarinete.

Wim Mertens

Wim Mertens (piano, voz), Dirk Descheemaeker (clarinete). Gran carpa Cuartel de Conde Duque. Precio:2.000 Desetas. Madrid, 26 de noviembre.

Su repertorio, siempre nutrido por las mismas sensaciones musicales, se presentó con algunas novedades aunque no dejó de lado las inevitables versiones de piezas como A visifing car o las de su disco After virtue.

Pero hasta el final no llegó lo mejor. La frialdad de la música de Mertens se fue derritiendo y los dos músicos aprovecharon el momento preciso para cambiar su inicial rigidez y entregarse plenamente a su instrumento.

Después de las casi dos horas que duró el concierto y tras un recorrido hipnotizante por el mundo musical de Mertens, el público respondió con intensos aplausos que cerraron la noche y el festival con el éxito del pianista y compositor belga en la carpa de Conde Duque.

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