EL FUTURO DE EUROPA

González pide "un gran pacto por Europa" para evitar la vuelta del racismo y la xenofobia

I. CEMBRERO ENVIADO ESPECIAL, çFrente a los peligros que se ciernen sobre el Viejo Continente, el presidente Felipe González propuso ayer a las fuerzas políticas "un gran pacto por Europa para eliminar grandes riesgos como el racismo, la xenofobia y el hipernacionalismo, para no volver a las divisiones del pasado". González lanzó esta idea en el primer congreso de¡ Partido de los Socialistas Europeos (PSE), que sustituye a la Unión de Partidos Socialistas de la CE, al que asiste en La Haya, donde también se entrevistó con sus homólogos italiano, Giuliano Amato; holandés, Ruud Lubbers, y austri...

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I. CEMBRERO ENVIADO ESPECIAL, çFrente a los peligros que se ciernen sobre el Viejo Continente, el presidente Felipe González propuso ayer a las fuerzas políticas "un gran pacto por Europa para eliminar grandes riesgos como el racismo, la xenofobia y el hipernacionalismo, para no volver a las divisiones del pasado". González lanzó esta idea en el primer congreso de¡ Partido de los Socialistas Europeos (PSE), que sustituye a la Unión de Partidos Socialistas de la CE, al que asiste en La Haya, donde también se entrevistó con sus homólogos italiano, Giuliano Amato; holandés, Ruud Lubbers, y austriaco, Franz Vranitzky.

Pese a que los socialistas son la principal fuerza política en la CE, González recalcó que el pacto debe abarcar a "otras corrientes democráticas que han articulado la construcción europea, como los_ democristianos y los centristas", es decir, los liberales. "No puede ser, sin embargo, una iniciativa centrista ni democristiana. Tiene que ser socialdemócrata", dijo."Un poco más de Europa y un poco menos de hipernacionalismo es el mensaje de los socialistas europeos de largo aliento y para el futuro", añadió el jefe del Gobierno. "No caigamos en las experiencias que ya la historia nos demostró que pueden ser terribles", concluyó.

La posguerra fría

González dedicó buena parte de su intervención a demostrar que el Tratado de Maastricht significa para la posguerra fría lo que fueron para la posguerra mundial los tratados de París, que en 1952 crearon la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, y de Roma, que fundó en 1958 la CEE, ambas ahora fusionadas en la CE.

"La Unión Europea es la respuesta necesaria al nuevo desafío" para reconstruir Europa, algo que los ciudadanos del Este del continente entienden perfectamente. "Los del Oeste no tienen, en cambio, esa percepción", dijo.

El presidente había anunciado que haría una introducción del debate "provocadora". Cumplió su promesa cuando ante sus correligionarios británicos y daneses afirmó sobre el tratado: "Me siento más cerca de aquellos que piensan que Maastricht es el mínimo al que podíamos aspirar". "Es una condición necesaria pero no es suficiente. Aún así, hoy corremos el riesgo de no llegar a conseguir el mínimo", señaló.

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Hizo entonces otra propuesta a sus compañeros del nuevo partido "para despejar las incertidumbres". Pidió que "el socialismo democrático afirme su triple voluntad" de impulsar la solución de los tres grandes temas pendientes: la ratificación de Maastricht, la adopción de las perspectivas financieras para la CE para el próximo lustro y la ampliación de la Comunidad.

,¿ Siempre contarán con nosotros; siempre estaremos dispuestos a buscar el camino de la solidaridad, incluida la financiera, con vosotros", le respondió en tono conciliador Poul Rasmussen, líder socialdemócrata danés, que pidió, a cambio, "comprensión para encontrar un modelo danés" compatible con la CE. "Los pequeños Estados miembros deben ser respetados como los demás", insistió. El líder laborista británico, John Smith, reiteró su "compromiso con el ideal de Europa", pero criticó "las tendencias neoliberales" de Maastricht e ironizó, dirigiéndose a González: "Has podido hacer ratificar Maastricht en sólo dos horas. A nosotros, con dos horas, no nos hubiese dado tiempo ni a empezar el debate", concluyó. Dos plenos de la Cámara baja fueron necesarios en España para ratificar Maastricht y ahora está pendiente de su aprobación por el Senado.

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