En busca de un cuadro

Con más de 20 largometrajes realizados en otros tantos años de profesión, Mario Camus es uno de los más sólidos profesionales del cine español. Especialmente conocido por sus adaptaciones de grandes obras literarias, también ha dirigido películas más personales sobre guiones propios.En esta línea más personal de su obra aparece regularmente el tema del regreso. Así ocurre en Volver a vivir (1967) y La vieja música (1985), no completamente logradas por diferentes razones, y también en Después del sueño, que puede considerarse su obra maestra y el punto al que parecían ir di...

Con más de 20 largometrajes realizados en otros tantos años de profesión, Mario Camus es uno de los más sólidos profesionales del cine español. Especialmente conocido por sus adaptaciones de grandes obras literarias, también ha dirigido películas más personales sobre guiones propios.En esta línea más personal de su obra aparece regularmente el tema del regreso. Así ocurre en Volver a vivir (1967) y La vieja música (1985), no completamente logradas por diferentes razones, y también en Después del sueño, que puede considerarse su obra maestra y el punto al que parecían ir dirigidos todos sus esfuerzos anteriores.

Esta vez es Antonio Lanza quien vuelve, un exiliado en Rusia tras la guerra española que regresa después de 50 años de ausencia para ver a su hermano, intentar conocer a su sobrino y morir en su Santander natal. Y lo que desencadena es la búsqueda de un cuadro que no sólo remueve el pasado, sino que da lugar a intrigas, mentiras, poderes y amores dentro de una historia de una gran complejidad, con múltiples personajes protagonistas, muy bien resuelta y que se sigue con interés.

Dientro de su aparente sencillez, Después del sueño esconde un minucioso y, difícil trabajo, tanto de guión como de dirección, para jugar con extremada habilidad con una continuada serie de elipsis que llegan a la perfección en un final redondo y lograr que la trama crezca en intensidad y emoción a medida que se desarrolla.

Para conseguir todo esto, Mario Camus ha partido de una tradicional estructura de relato policiaco, pero la ha enriquecido con múltiples elementos de manera que el resultado es mucho más que una investigación policiaca; se ha revitalizado tanto que se ha convertido en algo muy personal, interesante y bien hecho.

Todo esto aparece subrayado por un equipo técnico y artístico en el que destaca la excelente fotografía de Jaime Peracaula y el sonido de Julio, Recuero, sólo manchado con el doblaje en exceso convencional de Vaclav Vodak. Y, dentro del amplio y bien conjuntado reparto, destacar también a Antonio Valero, Eulalia Ramón, y José Jordá.