EL FUTURO DE EUROPA

Delors inicia su contraofensiva para salvar la Unión

Jacques Delors ha empezado la contraofensiva. Tras la escasa victoria del domingo pasado en el referéndum francés y el ataque en toda regla contra el franco, el presidente de la Comisión Europea ha empezado a salir del marasmo y de una cierta discreción que le imponía la campaña francesa y ha vuelto a desenvainar la espada. En la última reunión de la Comisión, el pasado miércoles, se discutieron los principales puntos de la reactivación, que tuvieron su expresión en la conferencia de Delors del jueves, donde admitió la inclusión de un protocolo anejo a Maastricht y amenazó al Reino Unido con u...

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Jacques Delors ha empezado la contraofensiva. Tras la escasa victoria del domingo pasado en el referéndum francés y el ataque en toda regla contra el franco, el presidente de la Comisión Europea ha empezado a salir del marasmo y de una cierta discreción que le imponía la campaña francesa y ha vuelto a desenvainar la espada. En la última reunión de la Comisión, el pasado miércoles, se discutieron los principales puntos de la reactivación, que tuvieron su expresión en la conferencia de Delors del jueves, donde admitió la inclusión de un protocolo anejo a Maastricht y amenazó al Reino Unido con una Unión Monetaria más reducida.

El seguimiento de lo que ha ocurrido esta semana permite observar que hay algunas cosas que han empezado a moverse en las profundidas de la escena europea. El lunes, era el día de la conmoción y el desconcierto, moteado por declaraciones escasamente creíbles sobre el futuro de Maastricht. El martes se encontraban, silenciosamente, el presidente François Mitterrand y el canciller Helmut Kohl, en un gesto que no necesitaba explicaciones: alemanes y franceses están juntos en el momento más difícil.El miércoles se reunía la Comisión Europea, presidida por Delors y en presencia de algunos comisarios importantes en esta crisis, como el británico Leon Brittan y el alemán Martin Bangemann, ambos ex ministros y hombres con ambiciones europeas bien vivas. Bangemann criticó este día públicamente a su canciller, Helmut Kohl, por sus ataques a la "furia reglamentista de Bruselas". Brittan, en cambio, expresó en la Comisión su intención de seguir reglamentando como si no pasara nada, en su caso sobre los a veces espinosos asuntos de la libre competencia, en lo que pudo ser interpretado más como un gesto de provocación que una forma de colaborar a la discrección adoptada por la Comisión en mitad de la crisis.

El miércoles por la noche, todas las encuestas, a las que son tan aficionados los franceses, mostraban que Jacques Delors se hallaba arriba en su grado de popularidad, por encima de todos los otros candidatos, desmintiendo así la teoría de que el combativo presidente de la Comisión había sido derrotado en todos los frentes: descartado de la carrera presidencial francesa por falta de apoyo de sus amigos socialistas, la victoria pírrica del parecía dejarle desarbolado en París y en Bruselas. No era así, y ello confortó a este hombre tozudo y dotado de un punto de arrebato místico, que habla de Europa con una sorprendente mezcla de pasión profética y de pragmatismo de gestor empresarial.

Trípode europeísta

El jueves, Major aseguraba en los Comunes que Maastricht seguía vivo, mientras Kohl y el propio Delors admitían la necesidad de una declaración interpretativa al Tratado de Unión Europea, para contentar a los daneses, y contemplaban la posibilidad de una Unión Monetaria más pequeña, centrada estrictamente en el eje franco-alemán, posiblemente para asustar a los británicos. En conclusión y dicho rápidamente: a pesar de las susceptibilidades heridas, el trípode Kohl-Mitterrand-Delors vuelve a ponerse en marcha, como lo ha hecho a lo largo de la reciente y más brillante historia de la construcción europea. Ampliación a España y Portugal, Acta única y Maastricht no se explican sin esa tripleta central del europeísmo.

Para el Consejo Europeo extraordinario que se celebrará en Birminghani el próximo 16 de octubre, Delors propondrá una teoría de la subsidiariedad que satisfaga a quienes temen los excesos de los eurócratas. No se descarta que, previamente, la Comisión anuncie nuevos planes de reforma de las propias instituciones europeas, destinados a hacerlas más ágiles y menos intervencionistas y a comunicar mejor. a las opiniones públicas europeas el contenido de su trabajo y de sus propuestas. Delors piensa que de esta crisis deberá salir una Comisión con menos competencias de detalle, pero reforzada en sus actuaciones políticas.

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Dinamarca deberá presentar también su anunciado libro blanco sobre la ratificación de Maastricht, aunque el terreno estará ya preparado con la aceptación por todos de una declaración interpretativa del tratado. Quedará como tema más caliente la Unión Económica y Monetaria (UEM), dinamitada por la salida de la libra y la lira del Sistema Monetario Europeo. La UEM no está en el orden del día del Consejo de Ministros de Economía y Finanzas que se reúne el próximo lunes en Bruselas, pero no hay duda de que también allí ocupará el lugar central de una mesa, en una de las horas más decisivas y dramáticas para la construcción europea.

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