EL FUTURO DE EUROPA

Alemania propone un preámbulo al acuerdo de Maastricht para mantener el texto original

La última encuesta del semanario Stern asegura que sólo un 32% de los alemanes aprueba el Tratado de Maastricht en su actual redacción. El Gobierno de Bonn, sin embargo, parecía decidido ayer a no abrir la caja de Pandora y, para ello, a no revisar el polémico texto. Su portavoz, Dieter Vogel, aseguró que el canciller Helmut Kohl "trabajará con todas sus energías para que el Tratado de Maastricht entre en vigor, tal como estaba previsto, el primero de enero de 1993. Es el deseo del canciller que los 12 países de la CE, incluida Dinamarca, lo ratifiquen este mismo año". La operación de remaquil...

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La última encuesta del semanario Stern asegura que sólo un 32% de los alemanes aprueba el Tratado de Maastricht en su actual redacción. El Gobierno de Bonn, sin embargo, parecía decidido ayer a no abrir la caja de Pandora y, para ello, a no revisar el polémico texto. Su portavoz, Dieter Vogel, aseguró que el canciller Helmut Kohl "trabajará con todas sus energías para que el Tratado de Maastricht entre en vigor, tal como estaba previsto, el primero de enero de 1993. Es el deseo del canciller que los 12 países de la CE, incluida Dinamarca, lo ratifiquen este mismo año". La operación de remaquillaje que se producirá en la cumbre del próximo 16 de octubre consistirá, según fuentes cercanas al Gobierno, en un "preámbulo interpretativo".

Esta especie de introducción al tratado, que Kohl definiera el martes como una "aclaración interpretativa" en la entrevista que concedió en París a la cadena de televisión ZDF tras entrevistarse con François Mitterrand, no ofrece problemas jurídicos para los países que ya han ratifica o el tratado, pero tampoco tiene el mismo valor en términos de derecho internacional.Todo parece indicar que lo que realmente decidieron Kohl y Mitterrand el martes en el Elíseo fue no abrir de nuevo el proceso de creación del texto que se cerró en la ciudad holandesa en diciembre pasado. Entre otras cosas, ambos líderes consideran que, en las condiciones actuales, cuando los acontecimiento se suceden con una rapidez insólita, no hay tiempo para abrir esta maleta cerrada a la fuerza y de prisa. El otro tema de conversación fue, como ayer se pudo comprobar, el compromiso de Kohl de defender al franco francés contra los especuladores.

La prevista introducción al tratado contendría todos los temas que en los últimos días, especialmente tras el tibio sí francés, han estado en boca de los líderes europeos y especialmente del canciller Kohl: democratización, regionalización, reducción del poder de Bruselas, subsidiariedad y preservación de las identidades nacionales, entre otros. Pero esto no va a suponer, como pide la opinión pública alemana, que el Parlamento Europeo obtenga mayores poderes de control sobre la Comisión Europea o que el Comité de las Regiones pase a ser algo más que un cuerpo consultivo. En todo caso, habrá que esperar al discurso de Kohl mañana ante el Bundestag para tener más elementos de juicio.

Lo que realmente se pone en duda en Bonn es el optimismo que respiran los deseos de Kohl de conseguir la ratificación de los 12 antes de finales de año. Para el historiador y publicista Jochen Thies, "nada está claro, el nuevo problema es Londres". En su opinión, la entrada en vigor del tratado se pospone, en el mejor de los casos, en un año.

El apoyo alemán al Tratado de Maastricht desciende en Alemania conforme pasan las horas. A la tibieza mostrada por sus vecinos franceses con respecto al proyecto de Unión Europea se une la desagradable impresión de inseguridad creada por el caos que reina en los mercados monetarios, que ha venido a aumentar el temor de los alemanes a perder su más preciado bien, el casi totémico deutsche mark. Entre la clase política, especialmente en los sectores más conservadores de la democracia cristiana (CDU) y de su partido hermano, los socialcristianos bávaros (CSU), surgen ya las primeras voces abiertamente contrarias al Tratado de Maastricht y, más concretamente, a la Unión Monetaria. Las últimas encuestas señalaban que un 72% dé los alemanes prefiere el marco a la futura moneda europea.

Partido del Marco

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Ayer mismo, Manfred Brunner, miembro de la CDU y antiguo secretario en Bruselas del comisario europeo, Martin Bangemann, anunció medio en serio medio en broma la creación del Partido del Marco Alemán. Para Brunner "hay una gran mayoría en Alemania a favor de Europa, pero no ¿le esta Europa". El político democristiano acusó al Gobierno de Bonn de "empujar hacia la extrema derecha a los alemanes, que ven con ansiedad cómo el Gobierno apoya esta rápida y total integración europea".

El argumento de Brunner no es nuevo. La CDU y la CSU están viendo como, a su derecha, los Republikaner del antiguo oficial de las SS hitlerianas Franz Schónhuber suben como la espuma, monopolizando, entre otras cosas, el tema de la pérdida de la moneda. En los medios de comunicación han empezado ya las referencias sarcásticas respecto a otras monedas europeas. La lira italiana, por ejemplo, no sería más que una moneda confeti pata un miembro sin identificar del Bundesbank, según publicaba el semanario Der Spiegel .

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