Crítica:CINE

Un largo monólogo

El éxito de su tercera película, Mujeres enamoradas (1969), sobre la novela de D. H. Lawrence, permite al realizador británico Ken Russell demostrar su interés por el arte, en general, y por la música, en concreto, al hacer una sucesión de personales y enloquecidas biografías de artistas.Así nacen La pasión de vivir (1970), sobre Tchalkovsky, El mesías salvaje ) 1972), sobre Heri Guadier, Una sombra en elpasa do (1974), sobre Mahler, y Lisz tomanía (1975), sobre Listz, que le lanzan internacionalm¿nte. Entre las que también rueda Los demonios (1971), s...

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El éxito de su tercera película, Mujeres enamoradas (1969), sobre la novela de D. H. Lawrence, permite al realizador británico Ken Russell demostrar su interés por el arte, en general, y por la música, en concreto, al hacer una sucesión de personales y enloquecidas biografías de artistas.Así nacen La pasión de vivir (1970), sobre Tchalkovsky, El mesías salvaje ) 1972), sobre Heri Guadier, Una sombra en elpasa do (1974), sobre Mahler, y Lisz tomanía (1975), sobre Listz, que le lanzan internacionalm¿nte. Entre las que también rueda Los demonios (1971), sobre la novela de Aldous Huxley, el plácido musical El novio (1972), y la en loquecida Tommy (1975), sobre la opera rock de Peter Townsend y The Who, con la que crea la es tética del vídeomusical. Más sereno, menos enloquecido, pero todavía con resabios de su etapa anterior, como puede ser un exceso de música que abarrota la banda sonora, se enfrenta a Puta (1991), una producción norteamericana, de mediano presupuesto, rodada en Los Ángeles, a mayor gloria de la peculiar Theresa Russell, la protagonista absoluta.

Whore (Puta)

Director: Ken Russell. Guionistas: Ken Russell, Deborah Dalton. Fotografía: Amir Norrl . Intérpretes: Theresa Russell, Benjanun Mouton, Antonio Fargas. Estados Unidos, 1991. Estreno en Madrid: Luchana, Velázquez, Bogart, Ideal (versión original).

Mirando a la cámara

El punto de partida es Bondage, la obra teatral de David Ribes, convertida en guión por el propio Ken Russell, con la ayuda de Deborah Dalton, que narra 24 horas de la vida una prostituta, durante las que se libera de su esclavitud al deshacerse de su chulo, -gracias a la ayuda de un amiclo ocasional negro.El resultado es Puta, un largo monólogo donde Liz, una muy adecuada Theresa Russell, narra su vida mirando a la cámara con la ayuda de algunas vueltas hacia detrás y conversaciones ocasio

nales. Curiosamente Ken Russell sigue minuciosamente la convención que se ha autoimpuesto, salvo a una escena donde intercala también un monólogo del chulo, lo que desde un punto, de vista narrativo resulta extraño.

Puta es una recopilación de casi todos los tópicos sobre, tal como también se le define en la película. "El oficio más antiguo del mundo". La pobre chica unida sentimentalmente a un perdedor que comienza a acostarse con otros hombres por dinero, el terrible chulo convertido en tratante de esclavas, los clientes más interesantes por fantasías eróti cas que por el sexo propiamente dicho. No obstante se deja ver gracias al buen trabajo de Theresa Russell, el mucho oficio que demuestra Ken Russell a sus 64 años y la base teatral de David Rines en que se sustenta.

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