Cartas al director

Las manos de Fidel

Puedo entender que haya cubanos desilusionados y cansados de su revolución; que haya quienes quieran gozar de más libertades de las que el sistema y la conyuntura histórica y económica permiten; que a veces (como en tantos países del mundo) se haga insoportable vivir en Cuba. Lo que no entiendo es que haya escritores Carlos Franqui, véase en EL PAÍS del 20 de julio pasado su decadente artículo -El viaje del vengador errante a la madre patria, sobre la figura del presidente cubano) que no tengan una pizca de honestidad ni la honradez de sacarse el sombrero político y hacerle una referenc...

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Puedo entender que haya cubanos desilusionados y cansados de su revolución; que haya quienes quieran gozar de más libertades de las que el sistema y la conyuntura histórica y económica permiten; que a veces (como en tantos países del mundo) se haga insoportable vivir en Cuba. Lo que no entiendo es que haya escritores Carlos Franqui, véase en EL PAÍS del 20 de julio pasado su decadente artículo -El viaje del vengador errante a la madre patria, sobre la figura del presidente cubano) que no tengan una pizca de honestidad ni la honradez de sacarse el sombrero político y hacerle una referencia a los logros innegables de la Cuba socialista.Como chileno, me siento muy agradecido, junto a 25.000 jóvenes del Tercer Mundo, de estudiar y vivir en la isla de forma totalmente gratuita. Me repugna la mala intención de este escritor y rechazo su artículo.

Dice en su trabajo: "Castro todo lo que toca lo destruye". Mi hermana llegó a Cuba con una enfermedad en la piel que en el Chile del milagro económico no se pudo erradicar. A los dos días de estar ella en Cuba le estrechó la mano a Fidel en un acto público. Han pasado dos años desde aquel entonces, y ella no sólo está vivita y coleando, sino que también sanó de su piel, gracias a la gratuita atención médica de la isla. Ella se quedó estudiando Medicina en la Cuba terrible de Franqui.

Dice que lo único inmortal en Cuba son los culos de las mulatas. Es una lástima que no viva en Haití o Mozambique, así apreciaría los quilates del nivel de mortandad infantil en Cuba, que está entre los más bajos del mundo.

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Dice que Fidel Castro, con sólo abrazar a presidentes o líderes, los toca con la muerte entonces nombra entre las víctimas a Salvador Allende, en tanto que cualquier bípedo con tres dedos de frente sabrá que Allende cayó combatiendo en la Moneda en medio de un golpe de Estado fascista patrocinado por el mayor enemigo de Cuba. Se trata de un periodismo en pañales el querer achacar a un estadista de la altura del presidente de Cuba facultades sobrenaturales para matar.

Y ya desbarrancándose en lo irracional, según este escritor, Fidel Castro mató a Daniel Ortega, quien se encuentra sano y sin gripe. Habrá que mandar de urgencia un télex al líder sandinista para que deje de vivir porque está muerto. Ahora, si se refiere a la muerte, política de Ortega, creo que no hubo Gobierno más solidario con Nicaragua que el cubano.

Por el final de su alegato dice: "Terminar con el castrismo antes de que el castrismo termine con Cuba es deber de los cubanos". El pueblo de Cuba es aguerrido, y la personalidad del cubano no es de las sumisas. Si la gran masa cubana se sintiera realmente cansada de la revolución, hace rato que los yanquis habrían vuelto a Cuba con sus burdeles y su cultura del entretenimiento.-

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