Reportaje:

Las pérdidas de la Expo aumentan la preocupación del Gobierno ante la mala situación económica

El Gobierno une a su inquietud por el panorama económico general la de los flojos resultados que, provisionalmente, está ofreciendo la Expo de Sevilla, y que pueden convertirse en un arma arrojadiza para la oposición, con acusaciones de "despilfarro", en un momento en que el ajuste se ha convertido en una prioridad obligada en la política del Ejecutivo. Hoy, martes, el mismo día que el Gobierno presenta para su aprobación en el Congreso el plan de ajuste, el comisario de la Expo, Emilio Cassinello, ofrecerá en Sevilla los resultados provisionales de la muestra universal.

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El Gobierno une a su inquietud por el panorama económico general la de los flojos resultados que, provisionalmente, está ofreciendo la Expo de Sevilla, y que pueden convertirse en un arma arrojadiza para la oposición, con acusaciones de "despilfarro", en un momento en que el ajuste se ha convertido en una prioridad obligada en la política del Ejecutivo. Hoy, martes, el mismo día que el Gobierno presenta para su aprobación en el Congreso el plan de ajuste, el comisario de la Expo, Emilio Cassinello, ofrecerá en Sevilla los resultados provisionales de la muestra universal.

La preocupación por los resultados de la Expo se ha convertido en un factor añadido a la que presenta el mal estado de la economía, según aseguran fuentes gubernamentales. Los resultados de julio confirman una caída en las previsiones de los visitantes a la Expo, ya apuntada en los meses precedentes. Las estimaciones de los organizadores para el mes de julio señalaban unas 295.000 visitas diarias frente a las casi 163.000 que se están registrando de media diaria, según informa Lourdes Lucio.Fuentes de la Expo han expresado sus dudas de que se puedan alcanzar los 66.282 millones de pesetas de ingresos previstos en concepto de entradas. El mes de agosto, considerado por los organizadores como un mes de gran afluencia es una gran incógnita debido "a la crisis en el sector turístico" .

Cierre de filas

Estos acontecimientos están contribuyendo al cierre de filas de Gobierno y PSOE ante el fracaso de los cálculos macroeconómicos del ministro de Economía, Carlos Solchaga. En un primer momento, Alfonso Guerra, vicesecretario general del PSOE, pidió responsabilidades a Felipe González en la ejecutiva del PSOE por la gestión económica del Gobierno, lo que se interpretó como una carga de profundidad del partido contra Solchaga."Pero las cosas se presentan más complejas y Alfonso Guerra también tiene motivos para callarse algunas cosas ante Solchaga", afirma un ministro, crítico en otras ocasiones con el ministro de Economía, que recuerda que "por ejemplo, el mal resultado sobre las previsiones de la Expo de Sevilla es también atribuible a Alfonso Guerra, que apostó fuerte por la muestra sevillana frente a las reticencias, ante el disparo del gasto, planteadas por el ministro de Economía y Hacienda.

El principal reproche que Solchaga ha recibido de la dirección socialista -erroren las previsiones de cálculo y en la presentación a la opinión pública de las medidas ecónomicas- ha encontrado su réplica en el propio Gobierno. Algunos ministros, críticos con Solchaga en otras ocasiones, señalan: "No sólo se ha equivocado nuestro ministro de Economía en las previsiones, también han fallado en esta ocasión las del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial, que estimaron que el despegue económico se iba a producir un año antes de lo que nos indica la realidad".

Juan Pedro Hernández Moltó, secretario general de Castilla-La Mancha y representante del sector renovador del PSOE, que hoy será portavoz del Grupo Parlamentario socialista en el debate, manifestó ayer: "Vamos a apoyar las medidas del Gobierno porque tienen un carácter realista. La situación internacional nos ha obligado a una reorientación y, además, el impacto de estas medidas en las capas más débiles aparece más amortiguado". Hernández Moltó, que asume que los errores de cálculo son también atribuibles al FMI y a la OCDE, señala que "en la dirección del PSOE no he captado ningún matiz crítico respecto al Gobierno en este tema".

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En este sentido, Abel Caballero, responsable del área institucional del PSOE, manifestó ayer: "Las medidas de ajuste económico del Gobierno tienen todo el apoyo de la dirección del partido".

Un alto cargo de la Administración recuerda además que "el cambio en el escenario internacional ha repercutido en España, por su propia estructura, con una caída más que proporcional del impuesto de sociedades y del IRPF y a eso hay que añadir que se han disparado los gastos sociales, fundamentalmente del desempleo". La dirección del PSOE y el Gobierno asumen que abrir fisuras entre Gobierno y partido facilitaría el trabajo de la oposición, fortalecida por los malos resultados económicos.

La sensación generalizada que existe en el Gobierno es que "todos estamos metidos en el mismo saco", según un portavoz del Gobierno.

En este sentido, el cierre de filas entre Gobierno y partido no sólo viene impuesto por Felipe González, sino por una responsabilidad compartida. Si desde la dirección del partido se ha respaldado un proyecto, como la Expo, de discutible rentabilidad financiera cuando el futuro económico era negativo, sectores del Gobierno que, en otros momentos, se han enfrentado a Solchaga y han criticado sus cálculos, se sienten ahora con las manos atadas.

En el Gobierno, se recuerda, cómo hace un año, el vicepresidente del Ejecutivo, Narcís Serra, amparó a varios ministros -el de Obras Públicas, José Borrell, el de Defensa, Julián García Vargas, y el entonces de Educación, Javier Solana frente a Solchaga para reducir el recorte presupuestario y aumentar la capacidad de gasto y lo consiguió, pese a la oposición del ministro de Economía. Varios ministros coinciden: "Siempre pasa lo mismo, el Ministerio de Economía plantea unas cifras globales que nos parecen bien, pero cuando llega el ajuste a tu departamento miras a otra parte".

Como consecuencia de todos estos factores, Gobierno y partido se ven forzados a compartir responsabilidades y asumir en bloque sus errores ante una oposición crecida, señalan fuentes gubernamentales.

Más de 1.000 despidos en tres meses

Más de 1.000 de los 20.000 trabajadores regulares de la muestra han sido ya despedidos desde que se inauguró la Expo hace tres meses, según fuentes sindicales. La, organización estima que no hay un nivel significativo de despidos, aunque no aportó cifras ni negó las citadas. Los sindicatos denuncian una nueva avalancha de despidos, paralizados durante el mes de junio ante las buenas expectativas de visitantes y consumo que auguraba la organización, principalmente para el mes de julio. "Este mes ya está prácticamente agotado, y no sólo no han aumentado las cifras como decían, sino que han disminuido", aseguran los sindicatos.Los empresarios siguen achacando las reducciones de plantilla a los desajustes provocados por los fallos en las previsiones sobre el número de visitantes. La organización alegó que las cifras de visitantes de la Expo se nutren de "turistas, y no de sevillanos como dicen los medios de comunicación", aunque no desveló datos, que revelará hoy el presidente de la Sociedad Estatal, Jacinto Pellón. La mayoría de las reducciones de plantilla se están produciendo en el sector de la hostelería y restauración. La empresa Restauraciones para Exposiciones S. A. advirtió del despido de 100 de sus trabajadores para este mes, de los cuales 25 ya se han hecho efectivos; Esabe y Servipac, empresas encargadas de la consigna del recinto, ha reducido su plantilla de 20 trabajadores a siete en la última semana.

Un parte importante de las resoluciones de contrato la engrosan aquellos que han sido finiquitados tras el mes de prácticas. Este supuesto, no contemplado en la legislación laboral como despido, es considerado por los representantes de los trabajadores como "despidos encubiertos, ya que si las ventas hubieran ido bien, estas personas seguirían trabajando".

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