Tribuna:

Tauromaquia popular navarra

La afición en el Norte por el llamado toro del Norte no es por casualidad. Antiguamente, los ganaderos de la ribera del Ebro estaban obligados a pastorear sus vacadas a pie, sirviéndose únicamente de sus voces, silbidos y largas varas para manejar el ganado. Otra ayuda fundamental eran sus piernas, con las que esquivaban y recortaban las arrancadas de las reses. El arte de correr y recortar el ganado bravo antaño en el campo y hogaño en las calles de los pueblos puede considerarse como una forma noble y arriesgada de interpretar la tauromaquia.Muchos aficionados se sorprenderían de la fuerza q...

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La afición en el Norte por el llamado toro del Norte no es por casualidad. Antiguamente, los ganaderos de la ribera del Ebro estaban obligados a pastorear sus vacadas a pie, sirviéndose únicamente de sus voces, silbidos y largas varas para manejar el ganado. Otra ayuda fundamental eran sus piernas, con las que esquivaban y recortaban las arrancadas de las reses. El arte de correr y recortar el ganado bravo antaño en el campo y hogaño en las calles de los pueblos puede considerarse como una forma noble y arriesgada de interpretar la tauromaquia.Muchos aficionados se sorprenderían de la fuerza que esta tauromaquia popular tiene en las fiestas patronales de los pueblos de Navarra. Recibe el nombre de recortador el diestro que torea por recortes a las reses. Actualmente se recortan vacas bravas que poseen mucha fuerza y sentido, capaces de revolverse en un palmo de terreno y que se emplean a fondo cuando creen que pueden alcanzar a su presa, a la que, una vez en su poder, no dudan en cornear y patear. Fenotípicamente es un animal menudo, bajo de agujas, ancho de pecho y bien proporcionado, con patas y pezuñas finas, cabeza grande y cuernos muy desarrollados, veletos y astifinos. No cabe duda de que esta vaca es descendiente directa del toro de casta navarra. La expresión más pura de este arte quizá sea el encierro de Pamplona, donde desaparece el recorte para dar paso al temple con el que se lleva al toro por derecho. Además está comúnmente aceptado entre los aficionados que los toros que se lidian en los sanfermines no se caen.

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El encierro podría considerarse como una preparación o entrenamiento físico y psíquico para los toros. El entrenamiento físico sería mínimo, pero tal vez suficiente para conseguir que la musculatura alcance un adecuado tono muscular para afrontar el ejercicio de la corrida. La preparación psíquica, sin embargo, podría ser más importante, ya que durante el encierro los toros han estado en contacto con la aglomeración y el alboroto de las gentes, que les prepara para enfrentarse al bullicio de la plaza en la corrida de la tarde.

Hemos podido comprobar en nuestros trabajos que los toros de Pamplona poseen un número total de glóbulos blancos y un porcentaje de neutrófilos más elevado que el resto, existiendo una marcada inversión de la fórmula leucocitaria, todo lo cual podría provocar una mejor adaptación al estrés, que evitaría en gran medida la falta de fuerza y las caídas durante la lidia.

es profesor de la Universidad Pública de Navarra.

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