Lain Entralgo presenta una nueva edición de 'A qué llamamos España'

EL escritor y académico Pedro Laín Entralgo (Gaén, Teruel, 1908) presentó ayer, en el Círculo de Lectores de Madrid, su libro A qué llamamos España, nueva edición de la obra publicada en 1971 en la Colección Austral de Espasa Calpe. El autor, que calificó la obra como "un casi viejo libro mío", explica como su punto de partida la pregunta del Ortega joven: "Dios mío, ¿qué es España?".

"Quise partir de cuatro momentos causales", dice Laín Entralgo. "La geografía, la etnia, la voluntad del pueblo de ser o de no ser y el azar. El solo motor al ponerme a escribir fue mi amor prec...

EL escritor y académico Pedro Laín Entralgo (Gaén, Teruel, 1908) presentó ayer, en el Círculo de Lectores de Madrid, su libro A qué llamamos España, nueva edición de la obra publicada en 1971 en la Colección Austral de Espasa Calpe. El autor, que calificó la obra como "un casi viejo libro mío", explica como su punto de partida la pregunta del Ortega joven: "Dios mío, ¿qué es España?".

"Quise partir de cuatro momentos causales", dice Laín Entralgo. "La geografía, la etnia, la voluntad del pueblo de ser o de no ser y el azar. El solo motor al ponerme a escribir fue mi amor preciso, aunque también crítico por España; y el solo instrumento, mis recuerdos, mis lecturas".

Reconoce Laín que lo étnico no lo consideró finalmente demasiado, "porque soy bastante incompetente en la materia". Sin embargo, señaló: "La mostruosidad del racismo no debe hacernos olvidar la realidad de la raza", y puso como ejemplo el hecho de que, en Estados Unidos los Louis Amstrong o Duke Ellington y las estrellas del baloncesto se dan en la América negra y no en la blanca. El paisaje es elemento fundamental en A qué llamamos España: 'La tierra española la considero en el libro sólo en lo estético y sentimental", dice Laín. "Como método empleo un viaje imaginario desde San Juan de Luz, donde estaba veraneando mientras redactaba la obra hasta el confín meridional de España".

En el prólogo realizado para esa reedición, Laín pone en el balance positivo de la España actual la constitución del Estado de derecho, la reconquista del pluralismo, así como la disminución evidente de la tensión entre los españoles "religiosa e ideológicamente discrepantes". En lo negativo, apunta el deterioro ecológico, la avidez de lucro y la frecuencia del mal gusto".