Río vive la resaca de la Cumbre de la Tierra entre el optimismo oficial y la vuelta a la inseguridad

El domingo, a las seis de la tarde, una salva de fuegos artificiales en el barrio de chabolas de Santa Marta (Rio de Janeiro) festejó calurosamente el fin de la Cumbre de la Tierra. Los traficantes de cocaína que dominan esa favela celebraban así el fin de la presencia militar en la ciudad y el retorno de la impunidad, que estimula tanto el narcotráfico con asaltos e interminables secuestros. Durante los 12 días de la conferencia, 35.00000 hombres del Ejército, además de proteger a los jefes de Estado y de Gobierno, aseguraron una inusitada paz a los residentes en la zona sur de la ciudad, des...

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El domingo, a las seis de la tarde, una salva de fuegos artificiales en el barrio de chabolas de Santa Marta (Rio de Janeiro) festejó calurosamente el fin de la Cumbre de la Tierra. Los traficantes de cocaína que dominan esa favela celebraban así el fin de la presencia militar en la ciudad y el retorno de la impunidad, que estimula tanto el narcotráfico con asaltos e interminables secuestros. Durante los 12 días de la conferencia, 35.00000 hombres del Ejército, además de proteger a los jefes de Estado y de Gobierno, aseguraron una inusitada paz a los residentes en la zona sur de la ciudad, desprovista de mendigos y niños abandonados.

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"Voy a añorar toda esta seguridad, la limpieza del parque y la organización del tránsito", comentó una vecina del parque Guinle, donde el presidente brasileño, Fernando Collor, se hospedó durante la conferencia mundial. Durante 12 días, esta zona estaba protegida por tiradores de élite apostados en lo alto de los edificios que rodean el parque y soldados de la Policía Militar recorrían permanentemente el lugar, mientras enjambres de obreros cuidaban el césped.El domingo, mucha gente aprovechó el calor de un inesperado veranillo para poder disfrutar por última vez de las playas de Copacabana e Ipanema sin miedo de ladrones o asaltantes y llevando sus relojes y filmadoras. "Hace siete años que vivo aquí y nunca me atreví a filmar las bellezas de mi barrio. Ya me asaltaron dos veces, y no estoy acostumbrada a momentos como éste, de pasear sin neurosis", decía una vecina de Copacabana.

El jefe del equipo de seguridad que trabajó en el Foro Global, la cumbre alternativa a la de la Tierra, comentó: "El Ejército es muy eficaz cuando quiere trabajar; me gusta ver a la gente circulando tranquilamente por las calles de Río con joyas y cámaras sin miedo a los ladrones".

Una seguridad que para muchos fue ilusoria, como ocurrió con la emisora inglesa International Television News, que perdió un ordenador valorado en 500.000 pesetas en pleno Riocentro, o el canal suizo de televisión SRG, que perdió una cámara de ocho millones de pesetas.

La seguridad es también, el tema de la mayoría de los cariocas encuestados por un diario local. El sondeo reveló que el 79% quisiera que los soldados se quedaran para siempre en las calles.

El centro de la conferencia, Riocentro, perdida la condición de territorio de las Naciones Unidas, parecía ayer tierra arrasada, envuelta en un insoportable olor a excremento, con mesas patas arriba, documentos y carteles cubriendo el suelo y estructuras a medio desmontar.

Rapiña de los soldados

Los soldados, ya libres de sus funciones, entraron como hunos en el recinto, apoderándose ávidamente del material abandonado: carteles que instaban a defender el planeta, libros sobre biodiversidad y documentos sobre cambios climáticos, que probablemente aparecerán en los próximos días en venta en las calles.A pesar de la decepción de los medioambientalistas y del propio secretario general de la conferencia, Maurice Strong, para los brasileños, la Cumbre de la Tierra fue todo un éxito. "Sirvió para mostrar que Río es una ciudad hermosa, que puede y merece ser visitada", dijo el alcalde carioca, Marcello Alencar.

Las organizaciones ecologistas consideran insuficientes los acuerdos de la Cumbre de Río y han expresado su decepción por los resultados. La organización internacional Amigos de la Tierra y WWF-Adena coinciden en señalar, sin embargo, que la firma de los convenios sobre biodiversidad y cambio climático, así como la aprobación de la Agenda 21, constituyen un punto de partida positivo para la defensa eficaz del medio ambiente.

Para WWF-Adena, la cumbre ha fracasado a la hora de tratar "los asuntos básicos de las injusticias internacionales y las reglas de comercio medioambientales destructivas". Además, la organización califica de "muy débil" el acuerdo sobre bosques.

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