SEVILLA EXPO'92

Volantes de seda

Aún entre los bastidores del auditorio, Franca Squarciapino tuvo que oir las exclamaciones de admiración del público ante los trajes de las coplistas, distintos para cada canción, y el vestuario, realmente espectacular de los componentes del ballet. Para Azabache, la diseñadora italiana no ha realizado ningún traje igual. La ganadora de un Oscar por su trabajo en la película Cyrano de Bergerac, ha dicho que ella no ha inventado un solo corte, aunque sí ha intentado que al mezclar todo tipo de sedas naturales, los siempre tiesos trajes de volantes parezcan vaporosos y liger...

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Aún entre los bastidores del auditorio, Franca Squarciapino tuvo que oir las exclamaciones de admiración del público ante los trajes de las coplistas, distintos para cada canción, y el vestuario, realmente espectacular de los componentes del ballet. Para Azabache, la diseñadora italiana no ha realizado ningún traje igual. La ganadora de un Oscar por su trabajo en la película Cyrano de Bergerac, ha dicho que ella no ha inventado un solo corte, aunque sí ha intentado que al mezclar todo tipo de sedas naturales, los siempre tiesos trajes de volantes parezcan vaporosos y ligeros.Valiéndose de fotos y cuadros de la época, Franca Squarciapino ha realizado una laboriosa recreación de cuadros goyescos y estampas de plazas de toros. Mantones, capotes, volantes y flecos conforman la base de su diseño para Azabache.

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Así Rocío Jurado llevó un atrevido, traje mantón para cantar Tatuaje; Juanita Reina se agarró a un capote rojo vestida de encaje negro cuando interpretó Francisco alegre; Nati Mistral, lució un traje blanco bordado con flores enormes en Los nardos; Imperio Argentina se puso un traje violeta para La violetera y María Vidal llevó un traje de volantes de mil colores para interpretar María de la O

Al final, por supuesto, salió a escena a recibir la ovación de palmas junto al resto de los responsables de la producción. Aunque, eso sí, hubo gente que no pudo aplaudir al final, ya que abandonó el recinto cuando todavía faltaba una hora para que el espectáculo terminara. Muchos de los que se quedaron encendían sus mecheros para contar en el programa las canciones que quedaban. Un recital notable pero excesivamente largo.

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