Crítica:

Cristóbal Halffter y Al-Andalus

En el programa ofrecido anteayer en el Auditorio Nacional por el cuarteto de cuerda Britten y la excelente soprano californiana Lucy Shelton, estrenaron en España las Canciones de Al-Andalus, de Cristóbal Halffter, escritas y dadas por primera vez en Düsseldorf hace cuatro años.No es el primer acercamiento de Halffter a la lírica hispanoárabe de Al-Andalus, pues en 1978 estrenó sus siete Jarchas de dolor de ausencia, una de las cuales (Tanto amar), reaparece en las canciones, antes de que escuchemos el célebre zéjel, Tres morillas me enamoran en Jaén para terminar c...

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En el programa ofrecido anteayer en el Auditorio Nacional por el cuarteto de cuerda Britten y la excelente soprano californiana Lucy Shelton, estrenaron en España las Canciones de Al-Andalus, de Cristóbal Halffter, escritas y dadas por primera vez en Düsseldorf hace cuatro años.No es el primer acercamiento de Halffter a la lírica hispanoárabe de Al-Andalus, pues en 1978 estrenó sus siete Jarchas de dolor de ausencia, una de las cuales (Tanto amar), reaparece en las canciones, antes de que escuchemos el célebre zéjel, Tres morillas me enamoran en Jaén para terminar con Dime que he de hacer, de Abraham Ibri Ezra. Sólo en la segunda canción se sirve Halffter del tema musical en forma textual, pues en las otras se limita a tomar la poesía "sorprendente y directa" como requiere el género, según Ibri Sana al Mulk (siglo XIII).

Cuarteto Britten

L. Shelton (soprano). Obras de Britten, C. Halffter y Schöenberg. Auditorio Nacional. Madrid, 7 de mayo.

Lo que hace Halffter con esta pieza es un hallazgo. Deja a la voz la entonación del zéjel y crea en el cuarteto un mundo sonoro ausente por cuanto carece de relaciones formales con la expresión y la estructura de la melodía pero que le presta una aureola, apenas un vaho tenue extraordinariamente móvil dentro del estatismo general que sorprende, en principio, y encanta, después. En resumen, una bellísima partitura que estuvo acompañada por el sabio formalismo de Britten en el Cuarteto número 1 (1941) y por el Cuarteto número 2 (1908) de Schöenberg, cuyos dos últimos movimientos incorporan la voz de la soprano a través de un texto de Herzfeld-George.

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