Crítica:

Caricatura de una boda

Tal como cuenta Vincente Minnelli en su interesante autobiografía Recuerdo muy bien, cuando está sumergido en los preparativos de Un americano en París (1950), su famoso musical, el productor Pandro S. Berman le propone hacer, en pocos días y con un presupuesto reducido, una comedia basada en situaciones reales sobre la boda de la hija de una familia norteamericana de clase alta. Minnelli lee el guión de Frances Goodrich y Albert Hackett, le parece estupendo, y en 28 días, con la ayuda de Spencer Tracy, Joan Bennett y Elizabeth Taylor, como el padre, la padre y la hija, hacen una...

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Tal como cuenta Vincente Minnelli en su interesante autobiografía Recuerdo muy bien, cuando está sumergido en los preparativos de Un americano en París (1950), su famoso musical, el productor Pandro S. Berman le propone hacer, en pocos días y con un presupuesto reducido, una comedia basada en situaciones reales sobre la boda de la hija de una familia norteamericana de clase alta. Minnelli lee el guión de Frances Goodrich y Albert Hackett, le parece estupendo, y en 28 días, con la ayuda de Spencer Tracy, Joan Bennett y Elizabeth Taylor, como el padre, la padre y la hija, hacen una comedia perfecta, que ha conservado sus valores a lo largo de los años.

Cuarenta años después, el productor, guionista y director Charles Shyer, que cuenta en su haber con la tan fallida como curiosa Baby, tú vales mucho (1987), decide hacer una nueva versión de El padre de la novia. Para ello parte del guión original de Frances Goodrich y Albert Hackett, hasta el extremo de que figuran como coguionistas de esta nueva versión, y con la ayuda de su mujer, Nancy Meyers, deciden actualizarlo.

El padre de la novia

Dirección: Charles Shyer. Guión: Frances Goodrich, Albert Hackett, Nancy Meyers, Charles Shyer. Fotografía: John Lindley. Estados Unidos. 1991. Intérpretes: Steve Martin, Diane Keaton. Estreno en Madrid: Palacio de la Música, Juan de Austria, Novedades, Aluche.

De manera que sitúan a unos personajes en los años cincuenta en un decorado de los noventa, lo que hace que si los padres funcionan mal, los novios resulten demasiado irreales. Esto unido a que el sutil humor de la película de Minnelli se transforma en barato o directamente se pierde, hace que el resultado se convierta en una caricatura sin interés.

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