Atrapados ¡incluso el FBI!, en la jungla tecnológica

La policía, impotente ante las nuevas comunicaciones digitales

Las nuevas tecnologías de comunicación se han vuelto incluso contra el FBI. La mítica policía norteamericana se siente cada vez más impotente para controlar las llamadas telefónicas y las comunicaciones entre personas realizadas a través de telefonía móvil, las modernas redes digitales y de fibra óptica o mediante satélite. La principal fuente de información contra el delito se está convirtiendo en una impenetrable jungla tecnológica.

La considerada mejor policía del mundo ha pedido con urgencia al Gobierno federal de Estados Unidos una ley que le permita nuevas formas de intervención e...

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Las nuevas tecnologías de comunicación se han vuelto incluso contra el FBI. La mítica policía norteamericana se siente cada vez más impotente para controlar las llamadas telefónicas y las comunicaciones entre personas realizadas a través de telefonía móvil, las modernas redes digitales y de fibra óptica o mediante satélite. La principal fuente de información contra el delito se está convirtiendo en una impenetrable jungla tecnológica.

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La considerada mejor policía del mundo ha pedido con urgencia al Gobierno federal de Estados Unidos una ley que le permita nuevas formas de intervención en las comunicaciones a las que ahora no tiene acceso. El mismo problema afecta también a España y al resto de los países desarrollados.Los avances en las comunicaciones tienen un alto precio en el área de la seguridad. Las tecnologías digitales, la fibra, óptica y otras tecnologías de transmisión de telecomunicaciones -incluidas las conexiones distancia entre ordenadores- se están extendiendo rápidamente a las capas populares de la sociedad. Pero, aunque parezca paradójico, estos cambios hacen cada vez más difícil la intervención de los Gobiernos a través de sus respectivas policías para interceptar legalmente las comunicaciones por razones de seguridad nacional o para luchar contra el delito.

El FBI, uno de los cuerpos policiales más reputados del mundo, ha puesto el grito en el cielo y ha pedido incluso que se cambie la ley federal para poder tener acceso a unas nuevas tecnologías que ellos no controlan. "El FBI utiliza el seguimiento electrónico prácticamente en todas las áreas de sus investigaciones", se señala en un documento que ha enviado recientemente la dirección de la policía federal a la Administración estadounidense y que lleva el nombre de Telefonía digital.

"La industria de las telecomunicaciones", se puede leer en el mismo documento, "que ha permanecido sin cambios aproximadamente durante cincuenta años, se caracteriza ahora por los rápidos cambios en materia de redes de comunicaciones, telefonía celular y servicios digitales integrados, que aportan una gran capacidad y rapidez de circulación de señales de voz, datos e imágenes".

"Ahora ya no podemos hacer las cosas solos; necesitamos la colaboración de los proveedores de servicios. de comunicaciones electrónicas para llevar a cabo nuestro trabajo", se dice en el documento, en el que el FBI pide una ley especial que le permita interceptar con nuevos medios y nuevos recursos las comunicaciones de los ciudadanos cuando la policía se encuentra investigando el crimen.

Para ello necesita que la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), organismo que mantiene un férreo control sobre todos los sistemas de telecomunicación del país, le facilite el acceso a las líneas y, sobre todo, a los "secretos tecnológicos" de los nuevos servicios y, por tanto, de las nuevas empresas.

El pinchazo telefónico por parte de la policía con una orden judicial está permitido en Estados Unidos desde la Ley de Comunicaciones de 1934. Se utiliza la intervención en las telecomunicaciones, según consta en esta ley, "para perseguir las actividades criminales como son el crimen organizado, el robo, la extorsión, el secuestro, el espionaje, el terrorismo y el tráfico de drogas", según consta en el documento del FBI.

Obligados a colaborar

El FBI pretende ahora introducir una enmienda a esta ley, de tal manera que se obligue a las empresas fabricantes y proveedoras de determinados servicios de comunicación a colaborar con las fuerzas de seguridad, "porque éstas no consiguen penetrar en los mensajes cifrados ni en las nuevas redes digitales que permiten la transmisión codificada". El FBI está preocupado porque cada vez resulta más difícil el acceso no sólo al contenido de las comunicaciones, sino también a la forma en la que éstas son transmitidas.

El FBI reconoce, por ejemplo, que le resulta imposible interceptar transmisiones que se realizan a través de la Red Digital de Servicios Integrados (ISDN), bastante extendida ya en Estados Unidos y en Japón. Se trata de una red especial que permite el tráfico simultáneo de voz, datos e imágenes en reposo o en movimiento. Esta red podría alcanzar un nivel mundial en el año 2005, según distintas previsiones de expertos.

Ante éstas y otras dificultades, el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el FBI, otras agencias nacionales y las principales industrias de telecomunicación del país están estudiando la forma de presentar al Congreso algunas enmiendas a la ley, de tal manera que puedan seguir controlando legalmente las comunicaciones.

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