ARTES

La oferta de exposiciones en Londres abarca desde Rembrandt a Alexander Calder y Otto Dix

Con la recientemente clausurada exposición sobre Andrea Mantegna en la Royal Academy, pero permaneciendo aún abierta la itinerante sobre Rembrandt en la National Gallery, la verdad es que Londres ofrece actualmente un envidiable panorama de muestras artísticas tanto del pasado como del presente.De cara a las inmediatas vacaciones de Semana Santa, los datos así lo demuestran: en la propia Royal Academy, mientras se traslada la muestra de Mantegna rumbo a Nueva York, en cuyo Museo Metropolitano podrá ser visitada a partir del próximo 5 de mayo, cabe contemplar una versión reducida de la del escu...

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Con la recientemente clausurada exposición sobre Andrea Mantegna en la Royal Academy, pero permaneciendo aún abierta la itinerante sobre Rembrandt en la National Gallery, la verdad es que Londres ofrece actualmente un envidiable panorama de muestras artísticas tanto del pasado como del presente.De cara a las inmediatas vacaciones de Semana Santa, los datos así lo demuestran: en la propia Royal Academy, mientras se traslada la muestra de Mantegna rumbo a Nueva York, en cuyo Museo Metropolitano podrá ser visitada a partir del próximo 5 de mayo, cabe contemplar una versión reducida de la del escultor norteamericano Alexander Calder, ubicada en las nuevas salas diseñadas -con notable talento, por cierto- por N. Foster, sobre todo, en lo que se refiere al tiro de escalera y ascensores, de una resolución brillantísima.

También me parece finalmente muy bien lograda la nueva ala que Robert Venturi ha añadido a la National Gallery, a pesar de los inconvenientes de rigidez funcional y estética que no sin cierta razón achacan a este nuevo cuerpo los museólogos, pero no se puede olvidar la dificultad que supone su integración no sólo con el histórico museo, sino también, en general, con el emplazamiento urbano donde se ubica, causa de no pocas y virulentas polémicas que dieron al traste con el primer proyecto pensado. Lo cito porque allí, además de la instalación de la pintura italiana del Renacimiento, uno de los puntos fuertes de la colección de la National, están también las salas de exposiciones temporales, donde ahora se exhibe, con una presencia masivamente agobiante de público, la muestra de Rembrandt y su escuela.

Tate

De todas formas, aunque la espectacular muestra del genial maestro holandés se enseñoree como el auténtico acontecimiento de masas (prolongable para quien quiera acercarse a la Wallace Colection, cuyos hoy desautorizados Rembrandt han dado origen a una curiosa muestra que sirve de reflexión para analizar el fenómeno de la evolución del gusto y el atribucionismo), sería un error que el actual visitante de exposiciones en Londres olvidase girar una visita, por ejemplo, a la Tate Gallery, donde, además de las colecciones permanentes, la exhibición de las últimas adquisiciones y una didáctica monográfica dedicada a David Hockney, puede contemplar dos muestras sumamente interesantes.La primera de ellas y, desde luego, por su amplio contenido, más interesante, es la retrospectiva del alemán Otto Dix (1891-1969), figura clave de la vanguardia histórica alemana, pero, a1demás, un auténtico fondeadero de la identidad artística germánica, porque recorriendo su trayectoria, tal y como ha sido en esta ocasión presentada con 131 piezas relevantes, seleccionadas entre 1911 y 1969, apreciamos las huellas de Durero, Cranach, Altdorfer, P. O. Runge, L. Corinth, etcétera.

Entre el expresionismo, el dadaísmo y la nueva objetividad, Otto Dix consigue sobrecoger al espectador con la grotesca exhibición de los espantajos bélicos, con su violento sarcasmo que corroe los demonios de la sociedad alemana y, siempre, con su desnuda precisión para mostrar el lado insoportablemente revelador de la vida.

De naturaleza muy distinta, pero asimismo dotada de indudable interés, es la muestra de los grabados del artista norteamericano Brice Marden (Nueva York, 1938), hoy quizá el pintor internacionalmente que más intensa y convincentemente está realizando su obra. En este caso se trata de una selección de 30 años de obra gráfica, entre 1961 y 1991, que nos permiten analizar prácticamente toda su trayectoria, desde sus orígenes minimalistas hasta la obra reciente, de una gestualidad caligráfica oriental y un refinado misticismo.

Para el seguidor de la actualidad artística restan aún un par de imprescindibles visitas: la que lleva a cabo el hoy quizá artista críticamente más estimado, el norteamericano Bruce Nauman, que expone en la galería de Anthony D'Offay, y, naturalmente, está la colectiva titulada Double Take. Collective Memory and Current Art, que se presenta en la Harvard Gallery, donde se reúnen obras de 23 jóvenes artistas de todo el mundo, entre ellos el español Juan Muñoz (Madrid, 1953), que también ha sido seleccionado para la próxima Documenta de Kassel.

La muestra ha estado concebida por L. Cooke, B. Curiger y G. Hilty, y se trata realmente de una panorámica a la moda, lo que no deja de ponerla en apuros, no tanto por la cantinela de la mayor o menor arbitrariedad de la selección correspondiente, sino porque, por una parte, el carácter conceptual y político que hoy está de moda no se ajusta con el tradicional planteamiento de una exposición convencional, por mucho diseño de Aldo Rossi que trate de camuflar el desajuste, mientras que, por otra, el modelo de promoción de nuevos valores está exhausto.

Eso tampoco quiere decir que no haya cosas notables o, al menos, curiosas, como por ejemplo, desde mi punto de vista, la espeluznante habitación de Ann Hamilton, las consabidas piernas de Robert Gober, el montaje televisivo de Gary Hill, etcétera. Nada de ello puede evitar la sensación de una artificiosa trabazón de elementos que en absoluto conciertan entre sí, ni en función del título de la convocatoria ni, por supuesto, por las muy diferentes intensidades-calidades de los participantes seleccionados. Se trata, al final, de un capricho manierista, cuyas pretensiones redentoras y falsificadas ironías hieren al espectador responsable, que sabe que debe buscar en otra parte efectos menos teatralizados e inanes.

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