Entrevista:

La disputa entre Yeltsin y Kravchuk "es una pelea de gallos"

En su despacho de director de la fundación que lleva su nombre, Mijaíl Gorbachov, de 61 años, se muestra muy distendido y tan combativo como siempre, incluso cuando afirma que no considera por el momento lanzarse a la batalla política en Rusia.Pregunta. Borís Yeltsin pretende convencer al Congreso de los Diputados de Rusia de que apruebe un régimen de tipo presidencial y no parlamentario. Usted, ¿qué opina?

Respuesta. Creo que el Ejecutivo, en una época de reformas profundas, y estas reformas que estamos realizando no tienen precedente en la historia, debe ser eficaz. Hoy,...

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En su despacho de director de la fundación que lleva su nombre, Mijaíl Gorbachov, de 61 años, se muestra muy distendido y tan combativo como siempre, incluso cuando afirma que no considera por el momento lanzarse a la batalla política en Rusia.Pregunta. Borís Yeltsin pretende convencer al Congreso de los Diputados de Rusia de que apruebe un régimen de tipo presidencial y no parlamentario. Usted, ¿qué opina?

Respuesta. Creo que el Ejecutivo, en una época de reformas profundas, y estas reformas que estamos realizando no tienen precedente en la historia, debe ser eficaz. Hoy, Rusia está en plena reestructuración política, judicial, económica, y creo que la idea del presidente Yeltsin es disponer de un poder ejecutivo eficaz. Yo he estado siempre contra la dictadura, pero siempre a favor de una autoridad fuerte, y desde este punto de vista estoy de acuerdo con la idea de un régimen presidencial.

P. Pero usted acaba de cuestionar la capacidad de Yeltsin de llevar a cabo reformas realmente democráticas.

R. He criticado al presidente Yeltsin por su postura ante las reformas en el seno de nuestro Estado multinacional [la URSS]. Comprendo las aspiraciones de soberanía, pero rechazar el cuadro confederal, que habría podido garantizar un desarrollo pacífico de todos estos procesos, fue un error.

En cuanto a sus reformas económicas, estoy de acuerdo con el objetivo de asegurar la transición hacia la economía de mercado y estimular toda la vida económica. Pero estas reformas no protegen a los más débiles, a los más necesitados, y éste es el error más grave.

P. ¿Se encuentra todavía bajo el impacto de diciembre de 1991, de su salida del Kremlin, del final de la URSS?

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R. Lo sufro siempre, hasta hoy. Sufro porque la Unión no existe ya; pero, en fin, un político no puede abandonarse a sus emociones. Hay que ser racional, hay que reflexionar. Hice todo lo que pude. ( ... ) Pero no soy de los que se rinden fácilmente. Al contrario, las dificultades me empujan a buscar nuevas soluciones. Estoy muy contento actualmente; en el seno de la Comunidad (Comunidad de Estados Independientes, CEI) se buscan las posibilidades de cooperación entre dos, tres o cuatro países.

P. ¿Qué piensa sobre la situación en Crimea?

R. Ya me he pronunciado sobre este asunto. Las relaciones entre Ucrania y la Federación Rusa no son sólo una cuestión política, tampoco un tema que condicione todas las transformaciones; para mí, es una cuestión muy personal. Uno de mis abuelos era de la región de Chernikov; el otro, de la región de Voronej (zona fronteriza entre Ucrania y Rusia); mi mujer es de Ucrania; es una cuestión muy personal. Dicho esto, pienso que la vía elegida por los separatistas en Ucrania conduce directamente a un callejón sin salida.

P. Si usted tuviera que arbitrar en el conflicto sobre la Flota del Mar Negro, ¿a quién se la daría usted?

R. Creo que la flota del mar Negro, como todas las fuerzas estratégicas, debe estar bajo la dirección del mando estratégico conjunto de la CEI [el mariscal Sháposnikov].

Ejército ruso

P. ¿Aprueba usted la decisión de crear un Ejército en Rusia y un Ministerio de Defensa ruso?R. Podría recordarle que el presidente Yeltsin afirmó que Rusia sería el último Estado de la CEI en crear su propio Ejército, y que, por tanto, se contradice. Pero si no hablara más que de las contradicciones del presidente, sería poco elegante por mi parte. Creo que los acontecimientos le han empujado en este sentido; pero en el lugar de Yeltsin yo habría sopesado los pros y los contras, porque todo esto va dar un golpe decisivo a toda este proyecto de comunidad. Tendrá consecuencias graves. Hasta el momento, Yeltsin ha adoptado posiciones que yo calificaría de correctas; ha dicho siempre que había que mantener la unidad de las fuerzas estratégicas, el mando unificado.

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