La "locomotora" alemana, afectada por la recesión y los despidos en grandes empresas

La recesión, aplazada por el boom consumista que siguió a la unificación, ha alcanzado al fin a la locomotora alemana. En Alemania hay, oficialmente, 3,2 millones de parados; el 8,4% de la población laboral. Las grandes empresas han empezado a anunciar reducciones de plantilla para fin de año. Los expertos calculan que el desempleo real en la ex RDA, incluyendo los puestos de trabajo inexistentes financiados con dinero público, se sitúa- en un 35%. Las predicciones para el año en curso indican que la economía crecerá, en la parte occidental, no más de un 1%. El tradicional superávit comercial ...

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La recesión, aplazada por el boom consumista que siguió a la unificación, ha alcanzado al fin a la locomotora alemana. En Alemania hay, oficialmente, 3,2 millones de parados; el 8,4% de la población laboral. Las grandes empresas han empezado a anunciar reducciones de plantilla para fin de año. Los expertos calculan que el desempleo real en la ex RDA, incluyendo los puestos de trabajo inexistentes financiados con dinero público, se sitúa- en un 35%. Las predicciones para el año en curso indican que la economía crecerá, en la parte occidental, no más de un 1%. El tradicional superávit comercial ha desaparecido.

El Instituto Alemán de Economía (DIW), de Berlín, asegura que el producto nacional bruto (PNB) de la parte occidental del país, descendió medio punto en el último trimestre de 1991 y prevé que no experimentará ningún crecimiento durante el primer trimestre de éste año. Sin embargo, el Bundesbank dió a conocer ayer su informe mensual en el que señala que no ve síntomas alarmantes de desaceleración. Para el DIW, el PNB de la antigua Alemania comunista descendió en 1991 en un 30%, diez puntos más de lo que sostienen las estadísticas oficiales. Otro de los grandes oráculos económicos alemanes, el IFO de Francfort, anuncia que los pedidos de bienes manufacturados y la utilización del potencial fabril ha descendido a los niveles de 1988. La solución- a estos males, indican los expertos, ni siquiera está en manos de los propios alemanes, sino que depende más de la demanda exterior que del consumo interno.Nivel de vida en la ex RDA

La optimista visión del canciller Helmut Kohl, de que el nivel de vida de la ex RDA se situaría a la par del de la antigua República Federal antes de cinco años, ha sido puesta en duda por un informe del Instituto Prognos, de Basilea, encargado por el propio Ministerio de Economía alemán. Este informe indica que en el año 2010, la renta per cápita en la ex RDA será todavía un 87% de la del oeste. Esto no hace más que apoyar las críticas del DIW, según las cuales la política seguida por la Treuhandanstalt, el holding público encargado de la privatización de las industrias de la ex RDA está aumentando los préstamos líquidos, destinados a pagar salarios y gastos de mantenimiento, a las ruinosas empresas que no consigue vender, en lugar de destinar el dinero para reestructurarlas y modemizarlas.

Mientras que en la parte occidental el desempleo ha pasado de un 5,8% a un 6,3%, afectando a 1.880.000 trabajadores, en la ex RDA, la cancelación de los subsidios a un determinado número de empresas que mantenían empleados a "tiempo parcial" -un eufemismo que encubría el hecho de que el puesto de trabajo ya no existía- ha supuesto un aumento de un 11,8% a un 16,5%. Aún así, la cifra de 1.340.000 parados al este del Elba no refleja la realidad de la situación ya que no incluye a otro millón y medio de personas que se benefician de programas de recalificación o siguen trabajando "a tiempo, parcial", siempre a costa de las arcas del Gobierno de Bonn.

A todo esto, los sindicatos negocian subidas salariales de hasta un 10%, para contrarrestar la pérdida de poder adquisitivo, erosionado por la inflación -un preocupante 4,2% en 1991 - y la presión fiscal, ante la desesperación del Gobierno que teme un nuevo repunte inflacionario por encima del 5% antes del verano, ayudado por la subida en un punto del IVA, finalmente aprobada por las dos cámaras. La victoria del sector del metal en la cuenca del Ruhr, al obtener más de, un 6%, ha abierto la puerta para que 1992 se cierre como el año anterior, con aumentos salariales bastante por encima de la tasa de inflación.

La patronal ha empezado a curarse en salud. BMW y Daimler Benz ya han anunciado reducciones de plantilla para finales de año. La productividad de los obreros alemanes ya no parece interesante a los empresarios germanos. El acero, por ejemplo, puede perfectamente llegar de Checoslovaquia, donde los costes salariales son una décima parte. Mercedes Benz ha sugerido, por primera vez, la posibilidad de fabricar sus coches de lujo fuera del país. Las inversiones alemanas en el Este serían la respuesta del capital a las pretensiones de los obreros alemanes.

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