Fría perfección

Level 42 comenzó su concierto como si de un espectáculo circense se tratase. Bombo y platillo, y una voz anónima de presentador presumiblemente etiquetado, dieron paso a la banda de Mark King, que sin desentonar apareció con un bajo repleto de lucecitas rojas en sus trastes, emulando al conocido coche fantástico de la televisión.Omnipresente, el bajo de King comenzó a ritmo de locomotora, efectivo e incansable, erigiéndose en maestro de ceremonias y repitiendo tema tras tema la misma fórmula. La perfección de un virtuoso que fue descubriendo un intérprete frío y calculador, basado exclusivamen...

Level 42 comenzó su concierto como si de un espectáculo circense se tratase. Bombo y platillo, y una voz anónima de presentador presumiblemente etiquetado, dieron paso a la banda de Mark King, que sin desentonar apareció con un bajo repleto de lucecitas rojas en sus trastes, emulando al conocido coche fantástico de la televisión.Omnipresente, el bajo de King comenzó a ritmo de locomotora, efectivo e incansable, erigiéndose en maestro de ceremonias y repitiendo tema tras tema la misma fórmula. La perfección de un virtuoso que fue descubriendo un intérprete frío y calculador, basado exclusivamente en las virguerías de su personal instrumento.

Con un sonido espléndido sin alteraciones, su música, fusión de toques jazzísticos pasados por el tamiz del funk, resultó una conjunción perfecta de los elementos musicales y vocales del escenario, con resultados impecables pero extremadamente distantes de la envidiable capacidad que tienen los instrumentos para transmitir sentimientos.