Crítica:

JAZZ Fiesta grande

Tete Montoliú y Johnny GriffinJohnny Griffin (saxo tenor), Tete Montoliú (piano), Horacio Fumero (contrabajo) y Peer Wyboris (batería). Galileo Galilei. Madrid, 23 de enero.

No cabía la punta de un alfiler. El público que no tuvo la fortuna de encontrar una mesa libre para el segundo concierto de la serie Tribuna del jazz, se apretujaba en los pasillos, improvisaba asientos y estiraba cuellos para ver lo que sucedía sobre el escenario. La sala presentaba ese ambiente de fiesta grande que suele anunciar una gran sesión.

Las expectactivas se cumplieron con creces. Griffin sa...

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Tete Montoliú y Johnny GriffinJohnny Griffin (saxo tenor), Tete Montoliú (piano), Horacio Fumero (contrabajo) y Peer Wyboris (batería). Galileo Galilei. Madrid, 23 de enero.

No cabía la punta de un alfiler. El público que no tuvo la fortuna de encontrar una mesa libre para el segundo concierto de la serie Tribuna del jazz, se apretujaba en los pasillos, improvisaba asientos y estiraba cuellos para ver lo que sucedía sobre el escenario. La sala presentaba ese ambiente de fiesta grande que suele anunciar una gran sesión.

Las expectactivas se cumplieron con creces. Griffin salió a tumba abierta desde el rápido blues inicial, con ese estilo tan suyo, tan erudito que es posible encontrarle retazos de cada capítulo de la historia de su instrumento. Esta mezcla casi imposible le ha servido a Griffin para que su último disco, The Cat, haya sido elegido por The New York Times como uno de los 10 mejores a nivel absoluto del año 1991.

A Tete Montoliú hace muchos años que no le asustan las reuniones en la cumbre. Todo lo contrario. Ante ellas se crece, echa mano de sus innumerables recursos y da la sensación de que no desentonaría ni con un brazo atado a la espalda. Elimina notas innecesarias y dibuja en el teclado trazos rápidos y sinuosos, pero adorna su pianismo con elementos de raíz más clásica que le confieren características verdaderamente únicas. Ofreció, como siempre, un swing rico y resplandeciente que estimuló a sus compafieros hasta convertir temas frecuentados en materiales vírgenes para la creación espontánea.

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