El 'cartel de Medellín' cumple un año de cárcel

El procesamiento de los narcotraficantes colombianos sigue en fase preliminar.

Hace un año ya que los tres hermanos Ochoa, miembros de la cúpula del cartel de Medellín, están en la cárcel de Itagüí, y hace seis meses ya que Pablo Escobar y 13 de sus hombres son presos voluntarios en otra prisión cercana a Medellín: la de la vereda La Catedral, en el municipio de Envigado. En este tiempo han tenido más peso las noticias sobre los hechos sensacionales. que han ocurrido alrededor de los famosos reos que las informaciones sobre los pasos que se han dado para su juicio.

Esto ha ocurrido, entre otras cosas, porque oficialmente no se suministra información sobre lo que s...

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Hace un año ya que los tres hermanos Ochoa, miembros de la cúpula del cartel de Medellín, están en la cárcel de Itagüí, y hace seis meses ya que Pablo Escobar y 13 de sus hombres son presos voluntarios en otra prisión cercana a Medellín: la de la vereda La Catedral, en el municipio de Envigado. En este tiempo han tenido más peso las noticias sobre los hechos sensacionales. que han ocurrido alrededor de los famosos reos que las informaciones sobre los pasos que se han dado para su juicio.

Esto ha ocurrido, entre otras cosas, porque oficialmente no se suministra información sobre lo que se ha realizado hasta ahora. "Todo está amparado por la reserva del sumario", contestan los representantes del Gobierno cuando se les pregunta sobre el tema.La impresión es que es poco lo que se ha avanzado. Los procesos contra los Ochoa y Pablo Escobar y sus hombres, están aún en la fase de recolección de pruebas, dentro y fuera del país. Para lograr el intercambio de evidencias se han firmado convenios con distintas naciones, el último con Cuba.

El juicio de los jefes del cartel está previsto para mediados del año que comienza. Se habla ya de que contará con medios técnicos sofisticados y con medidas de seguridad sin precedente en Colombia, para proteger tanto a jueces como a testigos. Sin lugar a dudas, este juicio será la noticia del año 1992.

Es un hecho que durante el tiempo que han pasado los Ochoa fabricando artículos de cuero, estudiando Inglés o informática, y Pablo Escobar dedicándose a leer, jugar al fútbol y cuidar cultivos hidropónicos, el país ha respirado más tranquilo.

Los coches bomba del narcoterrorismo pasaron a ser un capítulo doloroso del pasado. Esto, sin embargo, no ha sido óbice para que continúen las críticas de algunos sectores a la política del Gobierno de César Gaviria de no extradición y rebaja de penas para los narcotraficantes.

Posturas críticas

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La batuta de esta posición crítica la lleva el diario El Espectador, que insiste en que la entrega de los narcos fue la entrega del Estado. El antiguo ministro de Justicia Enrique Parejo, hoy columnista de este periódico de Bogotá, se convirtió en el abanderado de esta causa.

Hace poco, en una entrevista concedida a Radio Caracol, el ex ministro, que salió ileso de un atentado, afirmó que Pablo Escobar, desde la prisión, había dado la orden de asesinarlo. "Quienes nos pronunciamos contra la actividad del narcotráfico y contra la negociación que el Gobierno hizo con ellos, corremos peligro", afirmó. Escobar, desde la prisión, dijo que lo iba a demandar por calumnias.

El anecdotario de lo que ha ocurrido tras las rejas es variado. Sobre los Ochoa se ha contado que solicitaron la instalación de una antena parabólica, que pidieron la eliminación de la vigilancia del penal pues dentro de sus planes no estaba el escaparse, y que la familia, que se encarga de la alimentación de los tres hermanos detenidos, se ha ganado el cariño de los vecinos de la cárcel a costa de regalos.

Los escándalos alrededor de la cárcel donde está recluido Pablo Escobar van desde la visita del guardameta René Higuita, hasta la espectacular fiesta de cumpleaños del capo el pasado primero de diciembre.

El gran interrogante es: ¿sigue Pablo Escobar manejando su negocio desde la prisión? Algunos piensan que sí. Un hecho que podría apoyar esta hipótesis es que durante 1991 la policía incautó 64 toneladas de cocaína que estaban listas para la exportación. Veintisiete de éstas fueron decomisadas en Córdoba, una provincia que tradicionalmente ha sido centro de operaciones del cartel de Medellín.

Una prisión a medida

Desde que se entregaron los jefes del cartel de Medellín, el mayor escándalo lo ha provocado el libro Mi guerra en Medellín, escrito por el coronel retirado del Ejército Augusto Bahamón. Este militar prefirió dejar el uniforme que vistió durante 28 años antes que aceptar el castigo que se le impuso por haber dado el visto bueno a la visita del guardameta René Higuita a Pablo Escobar.En su libro, el oficial retirado da como ciertos algunos hechos que hasta ahora no habían pasado de ser simples rumores. Asegura que Pablo Escobar dirigió la construcción de su propia cárcel: compró el terreno donde se empezó a levantar la edificación "haciéndola aparecer como un centro de reclusión de drogadictos", adquirió además 11 fincas en el área para "librarse de vecinos curiosos y dominar completamente la cima de la cordillera". Según Bahamón, el jefe de la cocaína exigió que su cárcel tuviera las mismas características de sus fincas de recreo: "Una excelente observación sobre los contornos, una cancha de fútbol, una cascada de agua natural para poder bañarse después de las horas de deporte, un lago y una cerca eléctrica paralela a otra que permita el tránsito de perros guardianes".

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