La nueva URSS se llamara a partir de ahora Unión de Estados Soberanos

"Habrá Unión", fue la escueta pero precisa respuesta de¡ presidente de la república de Rusia, Borís Yeltsin, al acabar la reunión del Consejo de Estado de la Unión Soviética, que ayer sentó las bases de la futura organización política del país y que incluso decidió cambiarle el nombre: a partir de ahora el Estado común se llamará Unión de Estados Soberanos (UES), según acordaron Gorbachov y los presidentes de siete repúblicas.

La UES mantendrá vínculos confederales y sus leyes fundamentales serán el Tratado de la Unión, que empezó a perfilarse ayer, y la Declaración de Derechos Humanos ...

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"Habrá Unión", fue la escueta pero precisa respuesta de¡ presidente de la república de Rusia, Borís Yeltsin, al acabar la reunión del Consejo de Estado de la Unión Soviética, que ayer sentó las bases de la futura organización política del país y que incluso decidió cambiarle el nombre: a partir de ahora el Estado común se llamará Unión de Estados Soberanos (UES), según acordaron Gorbachov y los presidentes de siete repúblicas.

La UES mantendrá vínculos confederales y sus leyes fundamentales serán el Tratado de la Unión, que empezó a perfilarse ayer, y la Declaración de Derechos Humanos aprobada por el Congreso de la URSS inmediatamente después de que fracasara el golpe el mes de agosto pasado. El punto débil del acuerdo es que la nueva Unión sólo la apoyan de momento siete repúblicas del total de doce. Y una de las que queda fuera es la poderosa Ucrania.La reunión se celebró en las afueras de Moscú, en la dacha de Novo Ogariovo, la misma que acogió las conversaciones que llevaron a la elaboración del primer Tratado de la Unión, cuya firma, prevista para el 20 de agosto, frustraron los golpistas. Para recuperar aquella voluntad de pacto, el presidente soviético, Mijail Gorbachov, reunió el Consejo de Estado en el mismo lugar, aunque no logró que asistieran más que siete de los 12 presidentes de las repúblicas.

Con todo, el presidente logró empezar a cubrir el vacío político en que se encuentra sumida la Unión y comprometer, en la conferencia de prensa transmitida por televisión, a los presidentes de Rusia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguizistán, Tayikistán, Turkmenistán y Azerbaiyán.

Ausencia de Ucrania

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Fuera, pero sin manifestaciones en contra, queda de momento Uzbekistán, cuyo presidente alegó enfermedad para no asistir a la reunión, según explicó el propio Gorbachov. Mucho más reticentes son Georgia, que ni siquiera se ha sumado al Tratado de la Comunidad Económica, Moldavia, Armenia y Ucrania. La ausencia de esta última, la segunda república de la Unión tanto en número de habitantes como en riqueza, es el punto más débil del encuentro de ayer, sobre todo si se tiene en cuenta el rechazo generalizado de los dirigentes de la república a integrarse. Gorbachov, rodeado de los otros siete presidentes, lanzó casi un ruego: "Todos esperamos que nuestros hermanos ucranios tomen parte en el proceso".

El presidente de Ucrania se encuentra estos días inmerso en plena campaña electoral para continuar en su cargo e insistió ayer en que no está por la labor: "Si hablamos de comunidad de repúblicas debemos ir por el camino de Europa", declaró a la agencia Interfax. El Presidium del Sóviet Supremo de Ucrania puso ayer en marcha el acuerdo de fabricar dinero propio, que podría ser impreso en Canadá, y la formación de un Ejército de la República ya está en marcha. Vitod Fokin, primer ministro ucranio y uno de los dirigentes menos inclinados a la independencia absoluta, tuvo que amenazar con la dimisión si el Parlamento no ratifica la integración de Ucrania en la Comunidad Económica.

Vínculos confederales

El texto aprobado ayer en Novo Ogariovo debe ser debatido ahora por las repúblicas como paso previo a su aprobación y posterior entrada en vigor. Su contenido es sustancialmente distinto al primer Tratado de la Unión, que respondía a criterios federales. El nuevo, según aseguró el propio Gorbachov, establece vínculos de tipo confederal.

La política de defensa y las relaciones exteriores, por un lado, y la política monetaria y financiera, por otro, son las que el presidente soviético desea que se mantengan unificadas. Todo lo demás quedaría en manos de los Estados soberanos. El propio texto del Tratado de la Unión y la declaración de Derechos Humanos aprobada por el Congreso de los Diputados del Pueblo tras el fallido golpe serán los textos que sustituirán a la actual Constitución, que ya es poco menos que papel mojado.

Bajo este paraguas general, que deberá garantizar que los miembros de la UES tengan regímenes democráticos, cada Estado soberano podrá elaborar y promulgar su propia Constitución. La adopción del vínculo confederal como el más ajustado al tipo de relaciones que se pretende establecer fue el punto más debatido ayer, y aunque ha quedado encarrilado, no parece totalmente resuelto. Tras la reunión, fuera de la conferencia de prensa transmitida por televisión, Yeltsin comentó que no estaba del todo satisfecho porque había tenido que suscribir más compromisos de los que esperaba. La nueva UES, por tanto, aún puede sufrir modificaciones de importancia a su paso por los Parlamentos de las repúblicas.

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