Sihanuk regresa a Camboya tras 13 años de exilio

El príncipe Norodom Sihanuk, comprometido con la democracia y la paz, regresó ayer a Camboya después de un segundo exilio de 13 años para presidir el Consejo Nacional Supremo, organismo controlado por la ONU que integra a los cuatro bandos enfrentados en la última guerra civil de una nación que se ha desangrado en conflictos civiles. Sihanuk, el comodín aceptado por todos, el hombre que menos encono despierta en una sociedad cruentamente dividida, fue recibido por aproximadamente 100.000 compatriotas aparentemente más escépticos que entusiasmados.

ENVIADO ESPECIAL

El príncipe...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El príncipe Norodom Sihanuk, comprometido con la democracia y la paz, regresó ayer a Camboya después de un segundo exilio de 13 años para presidir el Consejo Nacional Supremo, organismo controlado por la ONU que integra a los cuatro bandos enfrentados en la última guerra civil de una nación que se ha desangrado en conflictos civiles. Sihanuk, el comodín aceptado por todos, el hombre que menos encono despierta en una sociedad cruentamente dividida, fue recibido por aproximadamente 100.000 compatriotas aparentemente más escépticos que entusiasmados.

ENVIADO ESPECIAL

Más información

El príncipe, acompañado por el primer ministro Hun Sen, efectuó los ocho kilómetros de recorrido hasta el palacio real en el Chevrolet descapotable que utilizó en 1965 la belleza tailandesa ganadora del concurso de Miss Universo.El político, de 70 años, que conoció por dos veces la amargura del destierro y suscribió alianzas de difícil justificación, viajó a Phnom Penh en el mismo avión de las líneas aéreas chinas que le vio abandonar pocos días después de que el Ejército vietnamita derrocase el régimen de los jemeres rojos, en enero de 1979. Con ellos había regresado de su primer exilio, y bajo su salvaje administración entre 1975 y 1978 sufrió también arresto domiciliario.

Miles de personas en las calles y avenidas del trayecto con el Gobierno y jefes de las Fuerzas Armadas en la pista de aterrizaje del aeropuerto de Pochentong a ocho kilómetros de la capital recibieron a Sihanuk a las once de la mañana, hora local. Una banda y un destacamento militares dispensaron los honores de reglamento a un ex jefe de Estado que pese a todo conserva una significativa popularidad en una sociedad de odios larvados. "¡Viva Norodom Sihanuk, viva la democracia!", proclamaban por los altavoces en la terminal los maestros de ceremonias oficiales con el fondo de himnos y canciones patrióticas. Unas 3.000 personas agitaban banderitas nacionales con la nueva enseña del Consejo Nacional Supremo, blanca y azul, pactada en los acuerdos de paz de París el pasado 23 de octubre.

Norodom Sihanuk, sonriente, descendió despacio del avión y saludó con las manos juntas en la tradicional posición de oración del sureste asiático. No fueron especialmente apasionados en su bienvenida los camboyanos que, vestidos con sus mejores ropas en este día de fiesta nacional, saludaron el paso del convertible blanco y de su ilustre pasajero, de 70 años, traje oscuro, guirnalda de flores rojas y blancas y sensiblemente más envejecido que el retrato de juventud seleccionado por las autoridades de Phnom Penh para cubrir la fachada de siete de los 12 pisos del edificio del aeropuerto colindante con la pista de aterrizaje.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

"No somos un pueblo muy dado a exteriorizar nuestros sentimientos. Pero estamos muy contentos" precisaba un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores al ser cuestionado sobre las razones de esos semblantes serios y esos brazos que casi mecánicamente levantaban las banderitas y las pancartas en una capital bella en su decadencia colonial, discretamente engalanada para la ocasión.

El chófer del Chevrolet con tapicería roja, que lo fue de Sihanuk hasta su último exilio, decía no poder explicar su gran emoción. Acompañado por su última esposa, Monique, de nacionalidad francesa, con guardaespaldas norcoreanos en una oculta retaguardia, el soberano, depuesto en 1970 por un golpe de generales derechistas mientras Estados Unidos se implicaba en la guerra de Vietnam, caminó hacia el sitial donde le aguardaban 25 monjes budistas.

Alfombra roja

Lo hizo sobre una alfombra roja que un grupo de jóvenes camboyanas con trajes típicos cubrían de pétalos a su paso. Un grupo de danza bailó en su honor mientras el príncipe saludaba también al cuerpo diplomático alineado en la pista de aterrizaje del aeropuerto con funcionarios de las Naciones Unidas, muchos de ellos con cámaras fotográficas. Una formación de cascos azules se situó cerca de un destacamento de las fuerzas del Ejército camboyano.Una hora y media después de su llegada al aeropuerto de Pochentong, el descapotable que utilizaron también campeones de boxeo con peor esgrima que la demostrada por Sihanuk en las conversaciones de paz franqueaba las puertas de palacio en que sufrió arresto domiciliario por los jemeres rojos, a los que se unió después con una agrupación guerrillera propia que recibió financiación norteamericana y china y con la que se enfrentó durante dos décadas al régimen de Hun Sen, apoyado por Vietnam". El palacio está mejor que cuando lo dejó.

Archivado En