LA REVOLUCIÓN DE AGOSTO

Los golpistas hacen vida de preso común

Algunos de los conspiradores encarcelados padecen ligeros problemas de salud

Varios de los siete conspiradores detenidos por su pertenencia a la junta golpista tienen ligeros problemas de salud en la cárcel de Moscú (cuyo emplazamiento no ha sido revelado), donde disfrutan de un régimen penal semejante al de otros reclusos comunes, según manifestó el fiscal de la Federación Rusa Valentín Stepankov.

Al ex vicepresidente del Estado Soviético, Guennadi Yanáiev, se le ha agudizado el eccema crónico que padece, lo cual es comprensible dadas las circunstancias, y al ex ministro de Defensa Dmitri Yázov, la artritis múltiple, según Stepankov. Por su parte, el ex jefe de...

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Varios de los siete conspiradores detenidos por su pertenencia a la junta golpista tienen ligeros problemas de salud en la cárcel de Moscú (cuyo emplazamiento no ha sido revelado), donde disfrutan de un régimen penal semejante al de otros reclusos comunes, según manifestó el fiscal de la Federación Rusa Valentín Stepankov.

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Al ex vicepresidente del Estado Soviético, Guennadi Yanáiev, se le ha agudizado el eccema crónico que padece, lo cual es comprensible dadas las circunstancias, y al ex ministro de Defensa Dmitri Yázov, la artritis múltiple, según Stepankov. Por su parte, el ex jefe de la Asociación de Directores de Empresas Estatales de la URSS Alexandr Tiziakov se quejó de dolores en el corazón e hipertensión. Los conspiradores están bajo vigilancia médica, según afirmó el fiscal que les visitó esta semana.El régimen carcelario de los conspiradores incluye una hora diaria de paseo al aire libre. Para protegerse del tiempo húmedo y lluvioso que reina en estos días en Moscú, Páv1ov pidió que le llevaran una chaqueta y un gorro deportivo, una petición que ha sido satisfecha junto con la de Oleg Baklanov, el antiguo responsable de toda la industria de defensa en el Comité Central del PCUS, que también pidió ropa de abrigo para salir a pasear. Los detenidos sólo recibieron paquetes de ropa y enseres personales, y les está prohibido todo contacto ajeno a la investigación, según dijo el fiscal.

Uniforme gris

Los conspiradores no están aislados de los otros reclusos internados en el centro carcelario, aunque sí lo están entre sí. De hecho, la mayoría están en celdas colectivas. Sólo Páv1ov y Valeri Boldin, el ex jefe del aparato del presidente Gorbachov, están en celdas individuales. Kriuchkov está en una celda de tres reclusos y Yázov en una celda de dos.

Los siete golpistas encarcelados visten ahora el uniforme gris de las prisiones soviéticas, un pantalón y una chaqueta de lonilla basta. Tienen derecho a escuchar el primer programa de la radio soviética y a leer los periódicos a los que está suscrito el centro penitenciario, así como acceso a los libros de la biblioteca. Stepankov dijo haber visto un ejemplar de Izvestia, el periódico que ya ha dejado de ser un órgano gubernamental, en una de las celdas.

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Stepankov explicó a esta corresponsal que no considera necesario que los golpistas aparezcan ante el Parlamento de la URSS, algo que piden insistentemente los diputados conservadores, que quieren dar una oportunidad de explicarse en público a los ex dirigentes estatales. "Las conversaciones que se producirían no serían fructíferas, levantarían pasiones y desembocarían en ofensas", dijo Stepankov. "Nadie, aparte del juez, puede declararlos culpables. No veo necesidad de que aparezcan en el Parlamento", señaló Stepankov, según el cual el número de detenidos el jueves por la noche era de 13, y entre ellos, hasta aquella fecha; posteriormente fue detenido Anatoli Lukiánov, presidente del Sóviet Supremo de la URSS Anatoli Lukiánov.

La televisión rusa ofreció imágenes de Kriuchkov, Yázov y Pávlov, los dos primeros en el lugar inicial donde fueron trasladados tras el arresto -una dacha oficial-, y el tercero en la Fiscalía de Rusia, donde se le comunicó la detención. Tales filmaciones fueron permitidas, según explicó Stepankov, para salir al paso de los rumores según los cuales los golpistas estaban escondidos. La filmación se hizo dos horas antes de que fueran trasladados a la prisión donde están ahora, que no ha sido revelada. El único privilegio del que disfrutan los golpistas ahora es, según Stepankov, un "reforzamiento de la vigilancia" sobre ellos.

Stepankov fue el funcionario encargado de comunicar a Yanáiev que estaba arrestado, y también participó en el registro del despacho de Kriuchkov, en la sede del KGB (La Lubianka). Stepankov consideró "muy agradable" penetrar en un sitio tan ordenado como el despacho del ex jefe del KGB, que era "superordenado" y tenía un fichero, confeccionado por él mismo a lo largo de 20 años, con datos políticos, económicos y militares de distintos países del mundo. "En el despacho no había nada anormal, aunque se encontraron algunos documentos que se incluirán en el expediente y se utilizarán en el proceso", señaló.

La buena impresión del despacho de Kriuchkov se vio contrarrestada para el fiscal por el despacho de Yanáiev en el Kremlin. Allí "todos los informes, todos los análisis que le daban los funcionarios del Estado se amontonaban desde el día que le nombraron", señaló. "Me asustó el estado de su despacho. No deseo a ningún país del mundo un dirigente que trabaje así", afirmó el fiscal jefe de la Federación Rusa.

Como un militar

El golpista que más impresionó al máximo responsable fiscal de Rusia -que lleva 16 años trabajando en la Fiscalía- fue Yázov, a quien detuvo en el aeropuerto de Vnukovo a la vuelta de Crimea. Yázov reaccionó como "un auténtico militar", y preguntó simplemente hacia dónde tenía que dirigirse. "Los otros se comportaron como cualquier persona en esta situación, teniendo en cuenta además la altura de la caída".

La lista de personas a interrogar en el proceso por el golpe de Estado es de varios centenares, según admitió Stepankov, que se negó a dar datos más concretos. El fiscal considera que su departamento no incitó al suicidio a los dos altos funcionarios, Nikolái Kruchina y el mariscal Serguéi Ajroméiev, que no estaban entre los golpistas declarados, pero que sí iban a ser interrogados en la causa. La investigación de estos suicidios forma parte hoy del expediente general. Las leyes vigentes permiten mantener detenidos a los golpistas durante un máximo de nueve meses hasta el proceso, siempre y cuando haya sanción del fiscal.

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