Miquel Barceló expone en Zúrich por primera vez sus nuevos cuadros de tema taurino

La exhibición en la ciudad suiza coincide con otra de Tàpies

Los pintores españoles Antoni Tápies y Miquel Barceló coincidieron ayer en Zúrich, Suiza, en las inauguraciones de sendas exposiciones de sus obras recientes. Miquel Barceló muestra por vez primera su última serie de cuadros de tema taurino en la galería Bischofberger, donde realiza una nueva e intensa relectura de ese tema tan enraizado en la plástica hispánica. Por su parte, Tàpies asistió en la galería Lelong a la apertura de una exposición de su obra reciente, que incluye algunos cuadros de gran formato.

En la galería Bruno Bischofberger de Zúrich, el mallorquín Miquel Barceló prese...

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Los pintores españoles Antoni Tápies y Miquel Barceló coincidieron ayer en Zúrich, Suiza, en las inauguraciones de sendas exposiciones de sus obras recientes. Miquel Barceló muestra por vez primera su última serie de cuadros de tema taurino en la galería Bischofberger, donde realiza una nueva e intensa relectura de ese tema tan enraizado en la plástica hispánica. Por su parte, Tàpies asistió en la galería Lelong a la apertura de una exposición de su obra reciente, que incluye algunos cuadros de gran formato.

En la galería Bruno Bischofberger de Zúrich, el mallorquín Miquel Barceló presentó su reciente serie de 30 obras (de las que sólo 15 están expuestas) titulada Toros. Se trata de cuadros en su mayor parte de gran formato, en los que el protagonista no es tanto el toro como el coso, la masa humana de asistentes a la fiesta considerada como torbellino, como centro de fuerza con el albero desierto como un campo de batalla en el que matador y astado libran una batalla.Los cuadros taurinos de Barceló, que pueden verse en Zúrich hasta el 20 de julio, aparecen también en un libro editado por Bischofberger con fotografías taurinas de Lucien Clergue.Como siempre en la obra de Barceló, estos cuadros taurinos no son sólo una prueba de la .fuerte personalidad del artista, sino también una especie de meditación sobre los antecedentes de los cuadros de tauromaquia y, sobre todo, una transposición. en la contemporaneidad de la mitología taurina. Es de destacar, por ejemplo, el hecho de que los toros son de pequeño tamaño -masas negras o remolinos minúsculos-, de tal manera que las plazas de toros de Barceló son espirales de fuerza que remiten a preocupaciones anteriores del mismo artista, como es el caso del fresco que decora la cúpula del teatro del Mercat de les Flors de Barcelona.

De hecho, Barceló no cree que sus cuadros constituyan una reflexión sobre la pintura taurina. Más bien una personalísima relectura desde los parámetros de su propio contexto y de sus intereses pictóricos. Cabe mencionar, en este sentido, el hecho de que los capotes de los toreros -que no aparecen siempre- son un detalle importante de estas obras, pues siempre que aparecen lo hacen como un elemento pequeño pero central en el cuadro, como un centro de fuerza, y es a la vez un miniestudio pictórico sobre la luz, el trazo y el color. .

Otro elemento digno de mención es que el primer cua dro de la serie -titulado Paseíllo negro- es de pequeño formato (66 por 101 centímetros) y no contiene apenas color aunque Barceló ha declarado ya en distintas ocasiones que él utiliza el negro como un color más.

Tàpies, exultante

Por su parte, Antoni Tápies estaba exultante en la apertura de su exposición en Zúrich, el día en que se cumplía un año y un día de la inauguración de la fundación barcelonesa que lleva su nombre. Tàpies, que acaba de regresar de Praga, explica: "Me he sentido estimulado y agradecido por la acogida del presidente Václav Havel. Fue él quien propuso la realización de una retrospectiva de mi obra en el antiguo palacio imperial, pero no había tiempo material de preparar una exposición de esa envergadura, por lo que finalmente montamos una de grabados procedentes de mi colección y de los fondos de la Fundación".

En la galería Lelong de Zúrich, Tápies expone una selección de obras sobre tela y madera de producción reciente, así como una serie de grabados. En total, son 19 obras originales y más de una decena de obras gráficas.

La apertura de la exposición suiza de Tápies congregó en la galería Lelong a un nutrido grupo de coleccionistas y aficionados al arte llegados de toda Suiza o desplazados desde Alemania o Francia. Un profesor suizo de arte entregó a Tàpies un cuaderno de versiones sobre uni litografia de 1967 del artista, que habían sido recreadas por 20 pintores suizos. Tàpies se vio obligado también a convencer a un admirador que había realizado un retrato suyo de que no podía firmárselo porque no acostumbra a firmar imágenes que no ha pintado él.

El catálogo de la exposición de la galería Lelong incluye un texto del experto francés Georges Raillard, titulado El gran libro de Tàpies, y un poema del prernio Nobel mexicano Octavio Paz, que lleva por título Diez líneas para Antoni Tàpies y que dice: "Sobre las superficies ciudadanas, / las deshojadas hojas de los días, / sobre los muros desollados, trazas / signos carbones, números en llamas. / Escritura indeleble del incendio, / sus testamentos y sus profecías / vueltos ya taciturnos resplandores. / Encarnaciones, desencarnaciones: / tu pintura es el lienzo de Verónica / de ese Cristo sin rostro que es el tiempo".

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