LA BATALLA POR EL PODER LOCAL

Escalope de 'foie-gras' caliente sobre crema ligera con lentejas verdes

, Si uno cae en la calle de Viteri, la arteria fundamental de Rentería, donde todos dicen "aquí hay mucha marcha y mucho ambiente de chiquiteo", puede creer que no está en Rentería si entra en Casa Juli, un bar tirando a cierto estilo inglés mezclado con belle époque. Pues está en la villa, y tiene a su alcance la más sustanciosa carta de coñás de toda la redolada y de España quizás: desde el Grande Fine Champagne y el Grande Champagne Premier Cru de Cognac hasta todos los brandies españoles y Calvados Y Armagnac franceses de los elegidos, y una treintena de vinos distintos. Todo...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

, Si uno cae en la calle de Viteri, la arteria fundamental de Rentería, donde todos dicen "aquí hay mucha marcha y mucho ambiente de chiquiteo", puede creer que no está en Rentería si entra en Casa Juli, un bar tirando a cierto estilo inglés mezclado con belle époque. Pues está en la villa, y tiene a su alcance la más sustanciosa carta de coñás de toda la redolada y de España quizás: desde el Grande Fine Champagne y el Grande Champagne Premier Cru de Cognac hasta todos los brandies españoles y Calvados Y Armagnac franceses de los elegidos, y una treintena de vinos distintos. Todo aquí hace creer en el futuro de la calidad de la vida en Rentería.Hubo un tiempo en que olió a entierro porque huyó de la villa el Panier Fleuri, uno de los restaurantes vascos de muchas estrellas, que ahora ejerce en San Sebastián. Pero no Queda el Versalles, respetable, y otros vascos, y el Donoso, donde sólo hay que comer tortilla de bacalao, bacalao con pimientos fritos, bacalao con tomate y chuleta asada, y sólo se paga alrededor de 2.000 pesetas, aunque falla el vino. Lo peor es comer a estilo Rentcría, que se puede, y pretender después tentar una siestecita. En Rentería no hay ni un solo hotel, ni pensión, ni posada presta para el visitante.

Más información

Gorriones al bufé

Del comer y del beber es preferible no hablar muy alto cuando da uno en Mijas. Pero desde hace cinco años la lotería del placer se llama Byblos andaluz, un hotel diferente, depositario de una filosofía de la vida: en el bufé que se sirve a mediodía al lado de la piscina pican los gorriones.

El Byblos, "que no es un hotel, sino un concepto diferente", en el centro de dos magníficos campos de golf, garantiza 2.500 metros cuadrados dedicados a la telaso

terapia, llama al cliente por su nombre, tiene plaza de toros privada, un cine de 60 plazas llamado Luis Buñuel, la discreción es el lema sagrado del día y de la noche y hay que pagar entre 25.000 y 150,000 pesetas por habitación. El 70% de la clientela es francesa. Hay tres restaurantes: uno dietético, otro andaluz y el Nailhac, francés auténtico desde que se comienza con el "escalope de foie gras caliente sobre crema ligera con lentejas verdes" (valor, 3.300 pesetas).

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Pero, advierte el responsable de este establecimiento. Manuel Quintana: "Éste no es un hotel de playa, sino de campo; es un hotel ecologista, podría decirse". E1 agua del mar, a siete kilómetros, corre por tuberías hasta este paraíso mijeño en el barrio de Les Lagunas.

Archivado En